De Correa al ‘Bolillo’

Kléber Mantilla Cisneros

Una de las instancias más perversas del correísmo es su proceso de extinción maloliente dentro del morenismo despistado. En pantalla abierta: una Corte Constitucional que borra lo actuado para asustar las moscas cuando ya es un cadáver; unas Cortes de Justicia embarcadas en la trama de confundir inocentes y culpables; un centenar de burócratas acusados, presos o destituidos; otros, aptos para desaparecer documentos y pruebas.

Época indigna, de intriga, por no eliminar el subsidio a los combustibles pero sin reclamar lo robado. De auditorías a medio vapor para no rendir cuentas del embrollo estrafalario. Locura soez al pretender refundar Alianza PAIS para volverse creíble. En fin, corrupción, cinismo y destellos de odio a cambio de obstruccionismo, miopía, inoperancia y mediocridad. Cuando la memoria colectiva se apropia del imaginario, lo vuelve protector y restaurador de fantasmas e insensateces.

De hecho, la FEF le ofreció USD 1,5 millones al año al colombiano Hernán Darío Gómez, sin evaluar las cifras de desnutrición infantil ni considerar la pésima educación primaria; y que sea el entrenador del equipo de todos. Un brochazo mocho de estricto interés público para reactivar la memoria colectiva. Esos momentos eufóricos de alegría y amargura.

Seguro, el famoso ‘Bolillo’ siempre será un buen negocio. Más hoy, pues tendrá que “esconder muebles viejos y lavar trapos sucios” cuando al periodismo deportivo le encanta hablar de diseños de equipos y actividades futuras, de reglas tecnológicas, incentivos y hábitos pero poco sobre sistemas funcionales o disfuncionales.

Un segundo ícono viene del mercadeo político, la infamia y el desencanto ciudadano. Si regresa el ‘Bolillo’, pero no Correa a la cárcel. Ambos en sucesos sarcásticos de un retorno cuando el perdedor no piensa en ganar sino en hacer trampa. Ambos rostros de desconfianza institucional y desesperación al cierre. Ambos personajes enigmáticos que maniobran actos inverosímiles, cosas de extraterrestres, legendarios, dueños de omnipresencia mediática en un retorno. Ambos faro inextinguible del error inexorable, pues si no se los aprenden se los vuelve a cometer las veces que sean.

[email protected]