Cuchillo de palo

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Antecedentes: Abuelos, paso de los años, caprichos, dura realidad, permanencia, persistencia, saltos atrás, relación droga – violación horrenda y otros. Nuestros abuelos ya decían: “En casa de herrero, cuchillo de palo”. Ya con toda confianza, podemos seguir repitiendo y recordando maravillas que se ven en la caja boba de la TV o de los teléfonos súper inteligentes y dolor y hambre en nuestro alrededor. Seguiré diciendo Primer Grito de Independencia. Seguiré recordando, los logros en salud -a nivel latinoamericano. Los niveles educativos antes del primer día de la creación (Revolución Ciudadana), seguiré comparando los ocho mil millones de dólares del feriado bancario y los más de cincuenta mil millones de la plaga correísta.

Recordando y revisando papeles, borradores, publicaciones e intervenciones orales siempre señalé la importancia y apoyo de Haití (independiente desde 1804) al Libertador Simón Bolívar y a la Independencia Sudamericana, y las largas dictaduras y la tragedia del terremoto del 2012. Yo consideré justa, generosa y de acuerdo a nuestros medios la ayuda del Ecuador. 15 millones de dólares para reconstrucción de viviendas populares y un contingente militar por varios años. Pero no me imaginé que simultáneamente nuestro herrero (y sus barchilonas) se olvidara de que nuestros niños poco a poco y consecutivamente habían superado la desnutrición infantil a nivel continental y descubrimos que en los 10 años del cuerno de la abundancia los niveles de desnutrición infantil son ahora peores que los del desdichado Haití.

Y siguen los horrores y atrocidades y derroche (por decir lo menos) del herrero iluminado que no supo qué hacer con miles -cientos de miles de textos escolares de dudosa calidad impresos, embodegados, olvidados y por último, prácticamente, regalados como desechos para reciclar y siguen las sorpresas y descubrimientos: ahora en la Judicatura- bodegas vacías arrendadas para nada, bodegas llenas de cachivaches, locales comerciales arrendados para beneficio de algún empleadillo y de lo cual los jefes no saben nada. Diez años de ocultamiento y más de un año adicional hasta que por milagro de San Biritute o de San Borondón se levanta la reserva -abusiva y criminal- que cubría la soberbia rampante de los funcionarios del régimen anterior (probablemente del actual) y, aunque a mí no me guste el dicho, se cumplió el de “Dios tarda pero no olvida” en los casos Gabela, Balda, 30-S y otros.

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