Subsidios y farsa

Eduardo Naranjo Cruz

La mentira en política es más intensa, el cuento de los subsidios es revelado técnicamente por conocidos profesionales: Fernando Reyes Cisneros y Marcelo Baquero G., quienes difundieron artículos demostrando que no existen subsidios.

Reyes dice: no hay tal subsidio a los combustibles, por el contrario, se tiene una justa y democrática compensación, resultante de la interesada e ineficiente gestión en el sector de los combustibles, sumada al incumplimiento del artículo 5 de la Ley de Hidrocarburos que prioriza la industrialización. Entre 1972 y 1917 apenas se refinó el 32 % de 5.960 millones de barriles extraídos y solo se procesó el 10 % de los 240 millones de barriles del gas asociado.

Señala que hasta 1999 creció la capacidad de refinación, pero, en el diseño del 2014 se decidió mantener en más del 35 % la producción de “residuo”, permitiendo así continuar el negocio de importación de carburantes. Recuerda que, en 1983 Hurtado desistió de firmar la solución técnica propuesta con el proyecto de refinación Atahualpa, una inversión de apenas 441 millones, con ello el país hoy contaría con un total de 245 mil barriles de refinados por día.

El proyecto sugerido por un técnico honesto, el ingeniero Luis Bacigalupo, incluía además una planta de petroquímica con lo que el costo total alcanzaba a 1.453 millones de dólares. Decisión que favoreció a los importadores.

Reyes sostiene que, la enunciada intención de acabar con las importaciones y con ello el “subsidio”, favorecería “exigencias específicas” para el Aromo, cuando con un módulo de alta conversión en Esmeraldas tendríamos menos residuo y más carburantes. Sería positivo no “perdonar” los más de mil millones de dólares a determinadas empresas petroleras privadas y renegociar tarifas de extracción, concluye.

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