Ancianos escaparon de asilo para asistir a concierto de heavy metal en Alemania

EVENTO. Fueron al festival de metal más grande en el mundo, el ‘Wacken Open Air’. (Foto: globovision.com)
EVENTO. Fueron al festival de metal más grande en el mundo, el ‘Wacken Open Air’. (Foto: globovision.com)

Redacción BBC

Hay un color que hoy en día vemos por todos lados y que no nos parece nada extraordinario. Pero en el pasado era tan raro y costoso que solo unos pocos podían permitírselo. Así que, por supuesto, a la hora de diseñar su bandera, la gran mayoría de países prescindió de una tonalidad que no iba a estar al alcance de todo el pueblo: el morado.

Durante siglos, este tono fue asociado a la realeza y a la clase dominante porque su prohibitivo precio lo convirtió en un símbolo de estatus.

El púrpura se obtenía en pequeñas cantidades de la mucosidad de un caracol marino llamado mures, que habita en la región del Pacífico-Índico. Lo elaboraban en la ciudad fenicia de Tiro.

En la antigua Roma, Julio César viajó a Egipto a visitar la corte de Cleopatra y quedó tan fascinado con los matices morados que vio allí, entonces, que volvió con una toga púrpura y decretó que solo él podía vestir togas de esa tonalidad.

Un negocio
Fue un químico británico el que consiguió democratizar este color: William Henry Perkin. En 1856, con apenas 18 años y siendo aún un estudiante en el Royal College of Chemistry, él intentaba hallar una fórmula para producir de manera artificial la quinina, que en aquella época era el compuesto principal del tratamiento contra la malaria.

Añadiéndole hidrógeno y oxígeno al alquitrán de hulla, se dio cuenta de que los frascos de cristal quedaban manchados de negro. Tras echarles agua, dio con el primer tinte sintético: la anilina morada, también conocida como malveína, malva, violeta o púrpura de Perkin. Una forma más sencilla y barata de conseguir el color morado de manera masiva.

El joven consiguió que su padre lo ayudara financieramente y abrió un negocio de tintes con el que se hizo rico.

En la actualidad, solo dos banderas llevan morado y en cantidades muy pequeñas. La isla caribeña de Dominica tiene en el centro de la suya un loro imperial, que habita en sus montañas boscosas. Es el ave nacional de este territorio y se caracteriza por tener el tronco morado y las alas verdes con un poco de rojo. Fue incluido en la insignia nacional en 1978.

La otra bandera con un poco de morado es la de Nicaragua. Pero hay que tener buena vista para observarlo, ya que se encuentra en una de las franjas del pequeño arco iris atrapado en un triángulo que se ubica en el centro de la bandera.