Reclamar obras, pero con sensatez

ATILIO RUGEL ALBÁN

El ciudadano que vive en condiciones de extrema pobreza a lo que se suma la falta de trabajo, tiene como recurso de salvación buscar apoyo en los gobiernos seccionales y nacionales, para realizar emprendimientos que les permita conectarse con su interior y demostrar a los demás que son capaces de llegar lejos, porque tienen cualidades innatas que permanecen escondidas en su yo por falta de los recursos que los hagan despertar.

Es que vivimos en una sociedad consumista llena de superficialidad que no mira el fondo de los problemas, por la pérdida de valores humanos. De allí que la frase: «El tanto tienes, tanto vales» hace estragos en una globalización de mediocridad, porque para muchos el acumular fortuna ha hecho que el resto de personas tengan una vida insatisfecha porque la pobreza es el parámetro que les marca el camino.

Cada vez que se aproximan eventos electorales surge una ola de reclamos de los sectores marginados y de los que carecen de trabajo. Parece que la metodología de las autoridades es reservar fondos para en tiempos de campaña realizar obras que antes olvidaron; es verdad que en muchas ocasiones la crisis económica no permite que lleguen los aportes oportunamente lo cual detiene la conclusión de obras iniciadas que quedan inconclusas yeso permite retardarlas, lo que determina que muchas adquieran una sobrevaloración que en ocasiones se duplica según los matemáticos de las altas finanzas.

Como en el caso de Esmeraldas, su cantón y provincia que ha sido abandonada por muchas autoridades de turno de todas las épocas, eso hace notar que falta mucho por hacerse y es difícil concretar en poco tiempo lo que a través de décadas no se logró por falta de decisión y porque faltó el dinero. En el Ecuador nos hemos acostumbrado a protestar con huelgas y paros que en lugar de aportar al desarrollo Y la tranquilidad, crea caos, se paraliza el comercio y se desatienden prioridades para el bienestar del pueblo; porque no siempre las decisiones son honestas sino que muchos que ejercen dirigencia sacan provecho a río revuelto de las medidas tomadas. Hay que tener lucidez para’ saber discernir y conseguir lo deseado, hay que buscar el momento oportuno sin condicionamientos de dirigentes ocultos que tratan de alterar la paz y el sosiego de un pueblo que ejerce sus reclamos de lo que le falta para llevar una vida digna. Pero que los agitadores de profesión guarden sus discursos que no convencen a nadie y que se sumen a una lucha de principios de manera sincera, siendo así tendrán una respuesta favorable porque la razón no exige fuerza. Que todo el potencial que llevamos en nuestro interior se convierta en corriente creativa de progreso.