Puertas traseras

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Antes de hablar de ellas, una recomendación para políticos, maestros, periodistas (y público en general): El baño de sangre, pueblo y aristócratas, fue en Quito el 02 de Agosto de 1810. Que sepamos no hubo sangre en Rioverde (Esmeraldas) el 05 de Agosto de 1820. Otro, un iluminado y olímpico ministro de todo en el gobierno anterior -10 años largos- habla ahora de que reunirán y presentarán centenares de millones de firmas en respaldo de su achicado capo; para mí saber y entender, hablar de centenares de millones de firmas, solo puede hacerse con propiedad yen referencia a China (más 1500 millones de habitantes) y de India (con más de 1300 millones) y ya forzado y a gran distancia podemos referirnos a EVA con 300 millones, Indonesia con 200 millones, Rusia acercándose a los 200 millones y por último Brasil con 150 millones crecientes y ahí paramos. Nosotros, con propaganda artificiosa apoyada en los datos dudosos de CNE y el INEC llegamos a 16 millones, y con la prueba de que uno de los monstruos de la corrupción con nombre y apellido es el manoseo interesado de las frías cifras de la realidad.

En las casonas y palacios las puertas delanteras solo las usaban los dueños y sus encopetadas visitas, los empleados y personal de servicio y hasta los vendedores, tenían que utilizar la puerta trasera, y algún importante en apuros para no avergonzar a los dueños también usaba la bien nombrada puerta trasera. Pero todo eso ya se acabó, en la mayoría de nuestras democracias republicanas, especialmente en las instituciones públicas: Ministro, jefe, ayudante y portero entran por la misma puerta, la delantera. El pudor o la vergüenza (un pudor culposo) y la carga y efectos utilizan la puerta cochera o la de atrás. Si ayer como Ministros, rodeados de ayudantes, seguridad y policía entraban por la puerta grande, por qué entonces ahora, solos y sin protección entran a los llamados de la justicia por la puerta trasera o puerta cochera? Por vergüenza, porque esta vez no van a gritar y a mandar, ahora van a llorar su inocencia o su mala memoria. Lo sorprendente es que los Tribunales de Justicia y afines tengan puertas traseras y permitan el uso protector de ellas para los prepotentes y ogros de ayer. Puertas delanteras para todos y para siempre.

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