Insecticidas peor que los insectos

LUIS REINOSO GARZON

Tenemos que reconocer que la contaminación es un accidente, o un acto de irresponsabilidad; en cambio, la aplicación de plaguicidas es un acto de contaminación deliberada, por el cual se incorpora una sustancia tóxica al ambiente. Se trata de sustancias cuyo objetivo es destruir seres vivientes, lo que significa que no pueden ser inofensivas para las personas. Sin embargo, se maneja entre nosotros la ficción de que los insecticidas no dañan a los seres humanos.

Se afirma, que la mayor parte de los plaguicidas de uso en sanidad ambiental como los hogares, tiendas, instalaciones comerciales, hoteles, suelen ser muy volátiles e intoxican por inhalación. Hay personas sin conocimientos de los riesgos toxicológicos de las sustancias que aplican, se meten en nuestras casas y fumigan nuestra cocina. Esas personas dejan residuos tóxicos en la vajilla e insumos que usamos todos los días, todo esto configura un riesgo aún mayor del que se intenta prevenir con la fumigación. Productos que cuando se inhalan, sus primeros efectos son habitualmente respiratorios; el contacto con esta sustancia puede causar contracciones musculares involuntarias, en los ojos causa contracción de las pupilas, visión borrosa, etc.

Es tiempo de pensar en retirar del mercado un plaguicida de alta toxicidad sobre los seres humanos y demás animales, que no debe ser utilizado como insecticida para usos domiciliarios. Se trata de la Vapona, que es uno de los varios nombres en el comercio; dicho producto tiene un riesgo toxicológico elevado y es el responsable de la mayor parte de los accidentes que ocurren con plaguicidas en las áreas urbanas. Su toxicidad es mucho más elevada que la de los demás plaguicidas utilizados en el área rural, Su empleo habitual es un buen ejemplo de la necesidad de que el Estado regule estrictamente el uso de sustancias tóxicas.