Decisiones

En un alto de mediana satisfacción se ha anunciado lo que a razón de fuerza es una coherencia hasta física: queda Desierto el proceso para el camal, el dinero vuelve al Estado, en la misma consecuencia se ha subestimado el proceso buscando responsabilidades que la incoherencia y la necedad de una planificación en tiempos modernos amerita.


El razonamiento es ley causal la polémica en torno a la construcción del centro de faenamiento en el sector de Tilipulo, no queda ahí, o las escuálidas explicaciones ediles con que se pretende subestimar la inteligencia de todos los ciudadanos buscando culpables de una supuesta frustración o considerarlo un tema “político”; sindéresis o sentido común es lo que advierte a las razones de lo que se venía venir.


La opinión pública tuvo su protagonismo y esa acción es consecuente a la responsabilidad social, al ejercicio democrático de opinión, libertad de expresión y también civismo y urbanidad.


Se afirma una cosa un día para luego en el vértigo del impulso edil cambiar brevemente de opinión.


Se ha advertido por parte de los concejales (algunos) que exigirán respuestas y exámenes contenciosos sobre la administración de recursos destinados para la construcción del camal.


Escuché a un intelectual latacungueño decir con acierto: que “con antojo arrogante cualquier despistado atiende el tema de patrimonio, mismo que se ha convertido de un tiempo a esta parte en “tema esporádico impulso espontáneo”, como si se tratara de minucias un tema que se ha tratado desde más de 30 años por generaciones de intelectuales y profesionales afines”


Parque de la familia y centro de faenamiento, camal, solo son pendientes y adelantos inoportunos que deben en fin ser realizados como necesidad de una ciudad del futuro, coherente y democrática.