El trigo y la cebada, granos ancestrales que se utilizan en Guaranda

MINGA. La cosecha se realiza en una colaboración mutua entre vecinos.
MINGA. La cosecha se realiza en una colaboración mutua entre vecinos.

Varias comunidades de esta parroquia de Bolívar se dedican a la siembra de estos productos.

Redacción TUNGURAHUA

Llegar a la parroquia Julio Moreno significa recorrer más o menos 7 kilómetros de distancia desde el centro del cantón Guaranda (Bolívar).

Durante el camino, una que otra casa adornan el paisaje. El Sol, fuerte después de mediodía, ilumina los cerros que están cubiertos de espigas; entre un verde y dorado le dan un contraste casi perfecto a este pueblo. El asfalto se termina justo antes de llegar a la iglesia que está en el centro parroquial. Aquí el silencio es impresionante, no hay ruido de autos ni de personas, únicamente el viento que con una fuerza intensa levanta el polvo entre los caminos. En la cancha de cemento es posible observar la cebada secándose al Sol; junto a los zaguanes de las viviendas de adobe y teja también está el trigo reposando en largos costales tendidos a la luz del astro rey.

Pasados 10 minutos, cuesta arriba, se encuentran los moradores de Julio Moreno, agachados y afanosos en el campo, cosechando sus granos.

La señora Margoth Ledesma, de 60 años, un poco agitada, se la observa cortando las espigas de trigo. Por un momento se sienta en la paja, mira el horizonte, sonríe y recuerda su infancia. “Mi papá era ‘bravo’, pero con mis hermanas aprendimos a trabajar, desde que éramos pequeñas ya estábamos en el terreno con el azadón, marcando los surcos para los cultivos”. Además, relata que antiguamente la gente de la comunidad laboraba con la yunta, que removía y preparaba el terreno para sembrar.

ALIMENTO. El trigo, la cebada, el maíz, las habas son productos principales de la zona.
ALIMENTO. El trigo, la cebada, el maíz, las habas son productos principales de la zona.

La siembra
Con el paso de los años, los moradores de Julio Moreno, para facilitar el trabajo, empezaron a utilizar máquinas. Así, en enero, el tractor remueve la tierra y deja el terreno listo para la siembra. En febrero, los agricultores empiezan a regar en los llanos el trigo y en marzo la cebada. Entonces esperan cinco meses, pidiendo a Dios que llueva para que la tierra sea fértil y produzca un buen grano. En octubre también cultivan el maíz.

PROCESO. Hay que secar la cebada para posteriormente tostar, moler y obtener la máchica.
PROCESO. Hay que secar la cebada para posteriormente tostar, moler y obtener la máchica.

La cosecha
Frotando una espiga de trigo en sus manos, doña Margoth explica que el grano debe tener un color dorado, entonces, los primeros días de agosto inicia la cosecha. “Pedimos a los vecinos que nos ‘den la mano’ para cosechar, les pagamos el diario, les damos su ración y, desde las 08:00 hasta las 16:00, estamos en el campo”, aduce.

EL DATO
‘Pallay’ en idioma kichwa significa cosecha. Una vez cortado el trigo o la cebada se hace la parva. Esto consiste en amontonar, en el centro del terreno, todas las espigas, para después con ayuda de una trilladora sacar solo el grano, el mismo que es llevado en sacos a las casas.

Estos granos son fuente de vida para todas las comunidades que habitan en la parroquia Julio Moreno. “De esto vivimos, mantenemos a nuestra familia, nos alimentamos y vendemos para poder cambiar por cebolla, zanahoria, papas o lo que haga falta en el hogar, y complementamos con las tortillas de trigo, mote, tostado y el pan que sale de nuestro trabajo”, afirma Margoth. (MBG)

Vida
° Los pobladores de Julio Moreno también se dedican a la crianza de ganado. María Toalombo, quien regresa a su hogar con hierba para sus animales, cuenta que el bus tiene un horario especifico. “La Candido Rada llega tres veces al día, a las 08:00, a las 12:00 y a las 17:00, por eso la venta del trigo y la cebada se efectúa pagando una carrera”.

EL DATO
El costal de trigo o cebada en el mercado de Guaranda cuesta de entre 20 a 25 dólares. María es madre soltera, tiene cinco hijos, se dedica al cuñtivo de granos secos. Mientras arrea al burro en el que se transporta su hija Rosita, menciona que a la parroquia le hace falta algún sistema de riego, lo que les permitiría –según ella – sembrar más productos y hortalizas.

Julio Moreno cuenta con 12 comunidades, las mismas que María señala, con su dedo índice, algunas de estas son visibles y tienen la apariencia de ser pueblitos pequeños de unas 10 casas, no más, otras están ocultas en los cerros. Este sitio hace más de un año sufrió un deslave, que ocasionó varios daños en los sembríos y pérdidas materiales; sin embargo, se ha levantado. Como dice Margoth Ledesma, “la tierra y los campos son nuestra fuente de vida y aquí nos quedaremos cosechando y luchando siempre”.