Inmigración y educación

Daniel Jerez

En las últimas semanas se volvió más aguda la problemática social generada por la cantidad de familias venezolanas que llegan a nuestro país, incluso una parte de ecuatorianos han llegado a rechazar la venida de venezolanos, sin entender la crisis humanitaria que vive su país y que les obliga a dejarlo.

Es desastroso observar comentarios xenofóbicos, discriminación y explotación laboral. A caso no recordamos aquella crisis que vivimos en los noventa que provocó la salida de muchos compatriotas en busca de mejores días, esa memoria histórica, solidaridad y humanismo lamentablemente son escasas en muchos ecuatorianos aún.

Es un derecho universal el acceso a la educación, contemplada en declaraciones internacionales de derechos humanos, siendo el cuarto objetivo de desarrollo sostenible en Naciones Unidas y considerada dentro del Plan Nacional de Desarrollo, por lo que, el Estado debe tener responsabilidad sobre la garantía de este derecho a niños, adolescentes y jóvenes venezolanos que han llegado a nuestro país.

Si bien es cierto, existe un pronunciamiento público del actual ministro de Educación Fander Falconí, en su cuenta de twitter mencionó entre otras palabra que el Ecuador garantizará el derecho a la educación de personas inmigrantes.

El sistema educativo ecuatoriano, considero no estaría preparado para recibir más estudiantes, sabiendo que el régimen Sierra está por empezar el año escolar, se debe ejecutar acciones urgentes en el aumento de infraestructura, contratación de docentes, capacitación, la creación de lineamientos que prioricen este tema, para evitar el trabajo infantil y otros fenómenos sociales que ocurren cuando no se tiene acceso a un sistema de calidad.

Habría que pensar en un trabajo de toda la comunidad educativa, para que no solo se trate del acceso a la educación, sino de una educación de calidad, con un proceso de inclusión que impida esa xenofobia generalizada en muchos sectores y que podamos realmente acoger a los hermanos venezolanos que tienen los mismos derechos, obligaciones y oportunidades que cualquier ciudadano del mundo, esperando algún día derrotar las fronteras y vernos como iguales.