Realización personal

Ángel Polibio Chaves

Nuevamente, en miles de hogares ecuatoriano se vive el drama del hijo que no alcanzó un cupo en la universidad pública para cursar sus estudios superiores, por lo que es necesario reflexionar sobre lo que ello implica en la vida del ser humano.

A nuestro entender, si bien el modelo responde al hecho cierto de que la demanda supera la oferta y por ello es necesario establecer un sistema de selección que permita que “los mejores” tengan el privilegio de acceder a la educación superior, eso nos podría llevar a consideraciones demasiado simplistas.

Quizás conviene pensar en lo que realmente implica una realización personal: ¿será acaso necesariamente alcanzar un título de tercer nivel: doctor, ingeniero, licenciado, que nos permita, en ejercicio de una legítima aspiración, acceder a un determinado estrato social y económico?

Hace pocos días me llegó un mensaje de un estudio realizado en Harvard sobre lo que realmente importa a la gente cuando mira lo que ha sido su vida: posiblemente a los veinte años, la aspiración es tener dinero o poder, o quizás ambas cosas; mas, cuando han trascurrido los años, la gente encuentra que no es precisamente aquello lo que les ha hecho felices, sino el que a través de su existencia han logrado una adecuada relación interpersonal. Si una educación formal no me lo ha permitido, quizás obedece a que fui impedido a seguir una carrera y lo que hago no me satisface.

Es hora de replantearnos lo que es realmente importante para alcanzar nuestra realización personal, más allá de estereotipos que nos impone una autoridad cuyos intereses ni siempre han sido debidamente confesos, ni son necesariamente buenos para todos.

Es hora de pensar en lo que realmente nos permitirá alcanzar una auténtica realización personal y lo que ello significa para mí y para los demás.