Freddy Rodríguez

Freddy Rodríguez

Cada día nos trae alguna novedad, relacionada con las andanzas de la década de los revolucionarios de las “manos limpias, las mentes lúcidas y los corazones ardientes”: Odebrecht, con su trama de llamadas telefónicas, delaciones, parentelas agasajadas con millones, idas y venidas de Capaya, dineros por los techos; una refinería dizque repotenciada a un costo multimillonario, cuyos engranajes y más bártulos empezaron a saltar como de una rueda moscovita vieja, demostrando que el gasto había sido infructuoso, dando lugar a justificada indignación del presidente Moreno, quien calificó como “sinvergüencería e irresponsabilidad” a tamaño despropósito. Para seguir con esta truculenta trama, el martes se desnudó otra de las trapacerías de la década: el engaño descomunal de Yachay, “la Universidad del conocimiento”, aquella obra que era la “joya de la corona” revolucionaria, que nos pondría al nivel de los países del primer mundo en materia educativa. Tan convencido estaba el ex mandamás del éxito de su Universidad que, fiel a su estilo, lanzó al país una amenaza: “si tocan a Yachay, me les lanzo en el 2021”, dijo rojo de ira y con el rostro fruncido. En febrero pasado, el exjefe de todos los jefes anunció, jubiloso, que iba a realizarse una mega inversión en Yachay, con la participación de grandes empresas multinacionales, para producir carros eléctricos, burda mentira que fue evidenciada en su momento por los representantes de dichas empresas, quienes negaron de plano su participación en esa industria. La visita del presidente Moreno a los predios de Yachay, acompañado de las nuevas autoridades del ámbito académico, fue la ocasión propicia para desenmascarar la burda patraña: edificios a precios astronómicos y a medio construir; personal excesivo, en relación al número de estudiantes; sueldos exorbitantes; ausencia de laboratorios; etc. El exmandamás, auto exiliado en Bruselas, y el atorrante René Ramírez, ejecutor del bodrio tan faraónico como inútil, hoy en la Unesco, deberán responder ante el país por tanto despilfarro en un proyecto que, hasta donde sabemos, hasta ahora solo ha producido dos rábanos y una lechuga. Nos vendieron humo.