Moda y Salud

LUIS REINOSO GARZON

Desde hace algunos años hay activistas, investigadores y organizaciones en pro del ambiente, la naturaleza y los derechos humanos, que han denunciado las consecuencias del negocio difundido como Industria de la moda rápida, que se ha extendido por varios ámbitos y que, de seguir la tendencia, terminaría en una catástrofe ambiental.

La industria de la moda rápida se ha convertido en un modelo de negocio que es completamente insostenible, es malo para el ambiente, para sus trabajadores y para la salud de los consumidores. La industria de la moda rápida, se ha comercializado como una forma de obtener diseños orientados hacia un bajo costo por lo tanto la calidad de la ropa deja mucho que desear, explica la periodista Elizabeth Cline: que dice: se usa algodón de la peor calidad, mezclados con una creciente proporción de fibras sintéticas derivadas del petróleo, así como tintes baratos y mal fijados y acabados pobres. Pero esto no es una casualidad, ellos se aseguran que la prenda durará poco y tendrá que ser repuesta en un corto periodo de tiempo, pero no por gusto del usuario, sino por necesidad. En la industria de la moda rápida cada prenda deja poco margen de beneficio, por lo que se deben lograr unas ventas globales altas para hacer rentable la inversión.

Pero, también apelan a la psicología de los compradores, al lanzar colecciones con alta frecuencia por semana. Sin embargo, lo anterior no es ni de cerca lo peor; un estudio del Centro de Salud Ambiental de los Estados Unidos del 2013, reveló que los límites legales para la presencia de plomo en prendas y accesorios de moda eran alrededor de las 300 partes por millón, la realidad era que numerosos objetos comercializados por las marcas de moda rápida, mostraban niveles superiores a las 10 mil ppm, según el color.

Este plomo puede pasar a las manos de las personas cuando se toca la ropa, de ahí puede llegar a la boca y al interior del cuerpo. Además del plomo otros metales están presentes como el mercurio y el arsénico.