Oraciones para el mal

Manuel Castro

Frente al fracaso de sus ideas totalitarias, antidemocráticas y caudillistas, que tienen postrados y tiranizados a sus pueblos, algunos -sino todos- los cabecillas socialistas del siglo XXI, nostálgicos del marxismo de casi hace dos siglos, populistas que tanto aman al pueblo, rezan -seguramente a Lenin, Stalin, Fidel o al Che, sus dioses paganos- para que a los pueblos que no comulguen con sus anticuadas ideas y criminales acciones les vaya mal, que fracasen sus gobernantes, sean buenos o medianos.

Suspiran y festejan que Argentina viva una crisis, heredada de los anteriores gobiernos corruptos y populistas. Les produce una inmensa emoción cuando en ese país aumenta la inflación a un 25%, pero no tiene importancia que en Venezuela la inflación sea de miles y tal vez de un millón. Festejan, como si algo ganaran, que en Chile la desaprobación de las acciones de Piñera aumente, poco les importa que es un país que avanza con un sólido sistema democrático y constitucional.

Sufren los tales por los crímenes que suceden en Siria y otros países y se callan por los asesinatos en Nicaragua. Festejan y difunden cualquier crimen que sucede en los Estados Unidos, alarmados de lo que sucede en el “Imperio” y olvidan que Cuba es un país sin libertades, atrasado y casi sin futuro, mientras impere el “Patria o Muerte”, su gran ideología depredadora.

La solución para estos seudosocialistas es terminar con el sistema capitalista (Se olvidan del capitalismo de Estado de China, con miles de millonarios) y luchan o proclaman que hay que “profundizar la revolución”. Ceguera o mala fe. Lo que quieren es poder para vivir sin trabajar, sin producir, pues hasta los poemas sugieren que “sean realistas” al servicio del pueblo o de la amistad de los pueblos, aunque fomentan la lucha de clases que conducirá al fin del sistema capitalista.

Víctor Hugo en “Los Miserables”, frente a cierta forma de maldad de algunos de su personajes asienta: “Los miserables buscan otros más miserables para sentirse menos miserables”. A los países hay que rescatarlos de esos odios nacidos de la incompetencia y del oportunismo.

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