Juan Pablo Albán: ‘La credibilidad de la Judicatura se vio minada’

ENTREVISTA. Juan Pablo Albán recibió a La Hora en su despacho de la Judicatura, en el que estuvo por poco más de tres meses.
ENTREVISTA. Juan Pablo Albán recibió a La Hora en su despacho de la Judicatura, en el que estuvo por poco más de tres meses.

El exvocal transitorio terminó sus funciones el jueves para terminar sus estudios en EE.UU.

uan Pablo Albán, una de las voces discrepantes del Consejo de la Judicatura transitorio, dialogó con La Hora la tarde en que el Consejo de Participación Ciudadana resolvió quitarle a ese organismo la potestad de evaluar a los jueces de la Corte Nacional de Justicia y un día antes de viajar a Estados Unidos para completar su doctorado.

Con su experiencia en la defensa de los derechos humanos, Albán analiza a la Judicatura, a la situación de la justicia y sus perspectivas personales.

¿Cómo toma la resolución del Consejo de Participación transitorio?

Coincido en que el tiempo resultaba muy corto para la evaluación. La etapa de la Judicatura de transición se está terminando y lo responsable es no llevar a cabo procesos que van a ser cuestionados y que llevarían a un debilitamiento institucional.

Pero retirarle competencias constitucionales a la Judicatura no era necesario, es excesivo. Lo razonable es no censurar a este organismo.

¿El Consejo de Participación tiene potestad para pasar sobre normativa constitucional?

Considero que no. Dentro del mandato que le otorgó la consulta popular, no tendría el de suspender la aplicación de normas de la Constitución y con ello competencias específicas de ciertas autoridades.

¿Cuáles son los riesgos de saltarse la Constitución?

Legitimar el discurso que ciertos sectores políticos vienen levantando desde que se produjo la consulta, de que es una transición ilegítima, que se está atropellando el derecho, violentando normas constitucionales.

No hay que darles argumentos que, en mi opinión, no tienen sustento. Hay que ser muy cuidadosos.

Uno de los argumentos para aprobar la resolución es que la Judicatura no respondió ni a las expectativas ni al mandato otorgado.

No es deseable en una democracia que los organismos del sector público estén integrados por personas que piensen todas de la misma forma. Si no hay un debate democrático, la posibilidad de disentir, de expresar ideas propias eso no es democracia.

Ha quedado claro, a partir del trabajo de esta Judicatura que sí es posible debatir y que las instituciones no deben estar conformadas por ‘alza manos’.

¿El debate no se transformó en conflicto?

No. Llegó a ser muy acalorado, muy intenso.

¿Este debate no terminó por pasarle factura a la Judicatura?

Sin duda. La credibilidad del Consejo se vio minada, porque se puso mucho énfasis en la difusión de las diferencias que teníamos más que en las decisiones que tomamos.

¿Cuáles son las dos corrientes de debate evidenciadas en el pleno?

Todos teníamos la meta común de erradicar las malas prácticas, pero el cómo hacerlo nos ha dividido. Unos piensan que el fin justifica los medios. Yo no comparto, creo que es mejor respetar la legalidad, la institucionalidad, creer en los principios, en los valores y respetarlos.

Pero comprendo por qué, frente a lo que vivimos en la década pasada, existiría la tentación de hacer las cosas de manera acelerada y drástica.

¿Ese ‘fin que justifica los medios’ era terminar con todo lo que represente correísmo?

Sí, lo que no es un fin descartable. ‘Descorreizar’ las instituciones y particularmente la justicia sí es trascendente. No creo que para hacerlo debamos adoptar prácticas del mismo correísmo, eso es lo que no acepté.

Motivó discrepancias y señalamientos públicos que consideraban que defendía intereses del correísmo. Todo lo contrario, repudio el correísmo y sus prácticas, y porque lo repudio no podría aceptar que, a efectos de erradicarlo, hagamos lo mismo.

¿Este Consejo termina desprestigiado?

Termina parcialmente desprestigiado. Creo que en estos 40 – 45 días que restan hasta la designación del definitivo, la Judicatura puede ‘lavarse la cara’.

Usted proviene del activismo por los derechos humanos, ¿qué significó pasar al rol de funcionario público?

No voy a decir que fue una posición cómoda, ya que esos reclamos que tuvimos que escuchar a lo largo de un poco más de tres meses, son reclamos que yo mismo tuve que levantar en su momento.

¿Qué pesó para aceptar este reto y hacer una pausa en su doctorado?

La necesidad de darle legitimidad y credibilidad a este proceso, demostrar en el plano nacional e internacional que todos tenemos el deber de arrimar el hombro cuando se trata de mejorar las condiciones del país.

¿Cómo encontró la Función Judicial?

Caótica y ahora que me voy no es que está mucho mejor, pero está un poquito mejor. Se respira un mejor aire, los jueces se sienten más libres de tomar sus decisiones. Empieza recién a instaurarse una cultura de independencia judicial que yo creo que en este país nunca ha habido.

¿Comprobó, como se denunciaba, la injerencia y politización de la justicia en el país?

Así es. El aparato de justicia era servil a un ideología particular y a todos los mandatos que desde esa ideología se emanaba.

No es la primera vez, históricamente Ecuador siempre ha manejado así su justicia.

¿La justicia sigue politizada?

Quiero pensar que toda la sociedad está empeñada en una transformación profunda. Quiero suponer que hoy la justicia se está despolitizando, lo que no significa que lo esté completamente.

¿Extrañará este despacho?

No, porque la lucha por la transformación del país no se hace desde un espacio físico. Se hace desde la trinchera que uno ocupe.

Yo volveré a la mía que es de la defensa de los derechos, la de la academia, la del litigio.

¿Y extrañará a sus compañeros vocales?

Voy a extrañar a una compañera vocal (Angélica Porras). La voy a extrañar intensamente.

¿Si hubiese la oportunidad de volver a integrar la Judicatura, lo haría?

(Albán respira profundo, se queda pensando por algunos segundos y en el transcurso de la respuesta sus ojos se van humedeciendo).

No lo voy a descartar. Si me preguntaba el día en que empecé mi mandato le hubiera dicho no, jamás. Ahora le diría tal vez, si las condiciones son las apropiadas para realmente transformar la justicia.

Le veo emocionado doctor.

Estoy emocionado.

¿Por qué?

Porque hay labor incompleta, que espero se complete. (HCR)

«Me siento orgulloso de haber podido contribuir algo al proceso de transición. No me arrepiento, me voy esperanzado de que uno puede alzar la voz no solamente desde la vereda, sino también desde dentro de las instituciones públicas”.

«Quedan muchos rezagos de la época correísta que nosotros no hemos podido todavía desarticular”.