Sin elefantes en las calles

ANIMAL. Un elefante se pasea por la ciudad a la vista de todos.
ANIMAL. Un elefante se pasea por la ciudad a la vista de todos.

Redacciòn NUEVA DELHI

AFP

Sin ser consciente de las pasiones que despierta a su paso, el imponente Heera, uno de los seis últimos elefantes callejeros presentes en Nueva Delhi, camina por la capital india.

Las autoridades locales ordenaron que estos paquidermos fueran confiscados, tras años de presiones por parte de los defensores de los animales, que acusan a sus propietarios de maltratarlos.

Sin embargo, queda encontrar dónde ubicar a estos colosales animales domesticados, que serían incapaces de sobrevivir solos en la naturaleza.

Hace 50 años, Nueva Delhi tenía más de 200 elefantes. Estos mamíferos son muy preciados a la hora de celebrar procesiones de boda o en los templos hindúes gracias a los devotos de Ganesh. Actualmente, la ciudad tiene de 20 millones de habitantes y está repleta de vías rápidas que decenas de miles de vehículos. Un entorno todavía menos habitable para un elefante que para un humano.

“Antes, la gente sentía un verdadero amor por los elefantes. Un solo pueblo podía tener hasta 20 elefantes. Los llevábamos a pasear en los campos y pasearse libremente por la jungla. Los presentábamos orgullosamente en bodas y fiestas. ¿Y ahora viene el gobierno a vernos, reclamando que son de su propiedad?”, reprocha Mukesh Yadav, cuidador de elefantes.

Diversas reacciones

Según la prensa local, las autoridades están enfrentándose a un rompecabezas: confiscar a los elefantes es una cosa pero… ¿dónde los pondrían después?

Los responsables esperan alcanzar un compromiso como el hallado recientemente para una elefante que fue reubicada en la propiedad de lujo de un rico empresario de la ciudad.

Allí, cuenta con su propio lodazal, una cabaña con ventiladores y humidificadores. Un lugar de cinco estrellas en comparación con el de los elefantes que se lavan en la Yamuna, el río que bordea Nueva Delhi, uno de los más sucios del planeta.

Para los activistas ecologistas, los argumentos del patrimonio cultural y de las tradiciones no hacen más que esconder la explotación comercial, mucho más sombría de esos animales, especialmente durante la temporada de matrimonios.

Kartick Satyanarayan, cofundador de Wildlife SOS, pide solucionar de una vez por todas las lamentables condiciones de vida de los elefantes de las calles de Delhi.

“Si la gente supiera los métodos brutales empleados para capturar, domesticar y llevar a esos elefantes a la ciudad, nunca más querrían verlos por aquí”, dijo.

“¿Qué elegiría usted: la alegría de ver un elefante retozando en el barro y recorriendo la jungla o ver a una criatura martirizada y cautiva en las calles de Nueva Delhi, en el exterior de un templo o de un circo?”, añadió.