La corrupción nos estresa

ATILIO RUGEL ALBÁN

No podemos escapar del cáncer del narcotráfico que convierte en millonarios a quienes corren el riesgo de esa aventura. Sabemos los cientos de miles de hectáreas de sembríos de las plantas que se utilizan en el procesamiento de la cocaína y su gama de derivados, así como también de la marihuana.

Con las noticias que recibimos a través de la prensa escrita y medios de comunicación vemos con asombro que ya no son solo los policías que protegen el traslado de drogas en vehículos de la institución (recordemos la muerte del Oficial de Ibarra que en Las Piedras fue abaleado cuando interceptaron a los agentes policiales que conducían el vehículo de la institución), también nos viene al recuerdo el caso del Comandante que tenía en el sector de Pegue una residencia y que estaba inmerso en las mismas travesuras.

En los tiempos actuales ya no es un secreto la forma fraudulenta cómo se trafica con drogas y combustible que se lo emplea en el procesamiento de sustancias sometidas a fiscalización y también para proporcionar los mismos a las embarcaciones que los transportan miles de millas en alta mar para abastecer a las embarcaciones que van al exterior.

Ahora sí entendemos por qué se eliminó la Base de Manta que controlaba el narcotráfico, utilizando el gobierno como pretexto de que se afectaba la soberanía nacional con la presencia de extranjeros y ahora también entendemos por qué en la frontera de Mataje se hizo una vía y un puente que no tenía destino. Es lógico, que estos dos ejemplos nos delatan que lo que se trataba era cubrir el desplazamiento de la droga.

Tampoco es ajeno al conocimiento del pueblo que muchos militares en servicio activo y pasivo seguían el mismo camino que los anteriores y para completar la tragicomedia ahora son miembros de la Fuerza Aérea quienes se los sorprende en el mismo delito. Debemos quedar claros que esto lo vienen haciendo muchos años atrás y podemos aplicar la frase popular: “Que no son todos los que están ni están todos los que son”. Las autoridades de estas instituciones dicen que son casos aislados; pero cuidado vayan a ser muchos los comprometidos en este engranaje de corrupción.

En el caso de los combustibles ese es una historia tan vieja como el tiempo que lleva de funcionamiento la refinería de Esmeraldas y asombra que nuestra provincia no siendo la que posee mayor número de embarcaciones pesqueras es la que más combustible consume; vaya usted a saber el secreto.