30-09-2010

Juan Sebastián Vargas

El 30 de septiembre de 2010 se convirtió en una fecha especial para el Correato a tal punto que cuando nos encontrábamos aún bajo la dictadura de Rafael Correa hablar de ese día era como atentar contra algo sagrado, para ellos era una fecha exclusiva, de hecho la ridiculez y extravagancia les llevó a registrar la marca en el IEPI a favor de la revolución ciudadana y es que al puro estilo de cualquier dictador tercermundista de la talla de Maduro, Chávez u Ortega este tipo de personajes nefastos necesitan de algún turbio evento de armas y sangre en donde hayan salido victoriosos y como salvadores de la patria para que el hecho se convierta en un emblema de sus “supuestas” reivindicaciones sociales y así conmemorarlo cada año con desfiles y homenajes cívicos como nos han tenido acostumbrados, sin embargo cuando toda ese teatro se desmorona y cuando por fin podemos criticarlo libremente y desenmascararlo sin temor a represarías es cuando toda la inmundicia de los actos salen a flote.

Ocho años después cuando ya dejamos atrás esos oscuros días, el país se ha dado cuenta que en realidad esas 5 muertes ocurridas aquel fatídico jueves no son nada más que producto del capricho y soberbia de un gobernante que distaba mucho de lo que debería ser un verdadero líder político concertador, aún recuerdo cuando en su arrebato de niño malcriado se arrancó la camisa frente a una multitud de policías desafiándolos para que lo mataran en el Regimiento Quito mientras que las imágenes corrían por las cadenas de noticias mas importantes del mundo, ¡Qué vergüenza¡, nuevamente el Ecuador daba una embarazosa imagen de “banana republic” a todo el planeta y claro los hechos posteriores en el hospital, las balas, los caídos y la salida del Presidente en un vehículo blindado al mejor estilo de Hollywood y por supuesto su entrada triunfal a la Plaza Grande para dar el respectivo discurso de rigor culpando a los fantasmas de siempre a la derecha a la oligarquía y a todos esos “cucos” propagandísticos de estilo populista que nos vendían. Hoy en día al parecer todo se está esclareciendo y ese famoso 30 de septiembre no es más que un evento lleno de mentiras con un solo culpable.