30-S, 8 años de la tragicomedia

SHAKESPEARE ABARCA CÓRDOVA

Se cumplieron 8 años del 30-S, tragicomedia propiciada por Correa para victimizarse y darse un baño de popularidad. Todo inició como una protesta gremial de la Policía Nacional, que se desbordó por la irresponsable provocación de quien olvidó su alta investidura y actuó como un vulgar bravucón de barrio. El coronel Carrión, director del hospital de la Policía, fue uno de los primeros en expresar que Correa jamás estuvo secuestrado, que se hallaba con escolta de seguridad y junto a personas de su círculo político, se inventaron acusaciones y Carrión fue preso. En su demencia Correa patentó la marca 30-S, se lanzó una campaña mediática que vendía la idea de la refundación y nacimiento de la Patria. Correa en esta comedia fue actor, productor y director, pero el libreto se le fue de las manos.

Lo ratificó el general Castro: “la orden ejecutiva para que lo ‘rescaten’ salió del propio Correa”, claro cuando lo creyó conveniente, porque horas antes por tres ocasiones sus presuntos captores le pidieron que abandonara el hospital, en salvaguarda de los pacientes allí asilados, pero él se negó a salir, continuando con su papel de ‘secuestrado’ hasta que llegó el enfrentamiento fratricida entre militares y policías, con las funestas conocidas consecuencias, el último acto del sainete debía ser un ‘escape’ espectacular y a la vez seguro, los mismos uniformados que custodiaban a Correa, salieron resguardándolo, salió corriendo y acto seguido apareció con muletas. Fue una vergüenza nacional, orquestada por quien dada su jerarquía debió ser el máximo ejemplo de sensatez, cordura y tolerancia; solo la masa aborregada celebró exacerbada el epílogo de la trágica comedia.

Se buscaron chivos expiatorios entre fotos y videos e inocentes fueron presos. La Jefa de radio patrullas dice que las frases de ¡mátenlo, mátenlo! eran voces externas, nunca hubo ningún intento de magnicidio, en la investigación se forjaron audios, se coaccionaron testimonios y falsearon pruebas. Correa cometió un crimen de lesa humanidad al ordenar el ataque a un hospital, acción en la que fallecieron militares y policías, fue una suerte que no llegaran los refuerzos militares de Ibarra y Riobamba, impedidos por la Policía en Latacunga, las cosas hubieran sido peores. El Sgto. Jiménez, exdetenido, señala que antes de la intervención no hubo ni un solo disparo, estos se desataron tras la orden de Correa, raro ‘secuestrado’ que decretó el Estado de Excepción previo a la intervención militar, con el exabrupto de abrirse la camisa y sus gritos histéricos de ¡mátenme si quieren! quiso pasar como supermacho, pero finalmente quedó como un simple payaso.

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