Cuidado, pueden volver

Frente al relato épico de gobierno vacuo y prepotente, empantanado en mentiras pretenciosas que escondían un esquema de coimas y latrocinios, descubierto por la acción diligente de autoridades independientes que se han esforzado por conocer y difundir una verdad sospechada y hasta ahora no confirmada, se ha empezado a instalar en la ciudadanía, cierto discurso de apatía y molicie, que pretende dar por concluido el proceso de investigación y condena a los actores del drama. Se trata de una tesis que se instala en una actitud mediocre y fantasiosa de que los autores no podrán ser condenados porque tejieron toda una red legar de impunidad, y por lo tanto, es mejor olvidarse de ellos y seguir adelante.

Hemos olvidado un componente esencial del populismo que es la perseverancia en la porfía, que se reactiva a cada paso y busca nuevas vías cuando parece hallarse desalentado y sin salida. La autocomplaciente teoría de su derrota definitiva soslaya ese sentimiento victimista, propio de nuestra cotidianidad que, siente pena por el perseguido aunque este sea culpable de execrables delitos. Nada nos da tanta pena como una víctima.

La idea de haber derrotado a un grupo de inmorales está demasiado cerca para considerarla una simple fantasía. Nadie puede olvidar que durante diez años fuimos gobernados en el país por una tiranía en lo político y por una mafia que no vaciló en torcer las leyes para esconder sus latrocinios.

Por eso, la minimización del conflicto es un pasaporte seguro para el fracaso.

Ese grupillo, continúa teniendo poder y todos los recursos que el ejercicio del Poder, puso a su alcance. No podemos bajar la guardia y creer que ya no volverán, qué están derrotados, que su paso por la política ya es historia. Falso, de falsedad absoluta. Ellos, los sátrapas populistas, pueden volver. Una mayoría electoral clara, de más de la mitad de los ciudadanos, es la mejor arma política; y el brillo permanente y sin descanso de la justicia, es la mejor arma económica para desterrarlos definitivamente.