El, la, los, las…

Ángel Polibio Chaves

Casi al azar he encontrado estos textos en la Constitución de la República: “Las servidoras y servidores públicos y los delegados o representantes a los cuerpos colegiados de las instituciones del Estado, estarán sujetos a las sanciones establecidas…”; otra joya : “El Estado reconocerá a las jóvenes y los jóvenes como actores estratégicos del desarrollo del país…” ; estos textos si bien son solo una muestra de la redacción de la ley fundamental, son suficientes para evidenciar la torpeza que encierra esta forma de redacción inspirada por algunas personas que piensan que de esta manera se “visibiliza a la mujer” (otro engendro de los mismos cultores de esta retórica).

En la lectura de los textos citados, cuando se habla de que las y los servidoras y servidores públicos, estarán sujetos a las sanciones…, se advierte que prontamente se olvidaron de la discriminación, pues la frase debía continuar “que estarán sujetas y sujetos”; o acaso ¿solamente los servidores estarán sujetos?; ¿y las servidoras? En el otro texto, imaginemos que se hubiera escrito solamente : “el Estado reconocerá a las jóvenes como actores del desarrollo…”, se incurre nuevamente en el error señalado anteriormente, pues debía decirse actoras; no habría sido más coherente que conste: “el Estado reconocerá a los jóvenes como actores del desarrollo…”; acaso las mujeres, con la redacción sugerida, ¿se habrían sentido excluídas de su papel de actoras del desarrollo nacional?

El artículo 20 del viejo Código Civil dice: “Las palabras hombre, persona, niño, adulto, adolescente, anciano y otras semejantes, que en un sentido general se aplican a individuos de la especie humana, sin distinción de sexo, se entenderá comprenden ambos sexos en las disposiciones de las leyes”.

La mujer tiene suficiente valor como para depender de una redacción absurda. ¡Basta de estropear el idioma!