El amargado

Eduardo Naranjo Cruz

Al parecer no hemos tenido mucha suerte si nos comparamos con estados vecinos, donde el proceso de desarrollo mental es mayor, una rápida mirada aflora, entre otros factores que la calidad de la gente no ofrece más y a pesar que somos territorialmente pequeños, hay miles de mentes provincianas que no logran entender que la integración nacional viene por lo físico de la conectividad, que es lo que el anterior gobierno intentó hacer, más allá de todas las críticas que se puedan hacer.

De casualidad topé con una nueva confrontación a la existencia nacional, que proponía en una nota, ese viejo amargado de Illingworth, que como siempre manipula cifras y se queja que la ciudad de Guayaquil no recibe lo que merece, cuando en realidad es la ciudad que más logró en los últimos 80 años, el problema es que el dinero, salvo excepciones, enriqueció a unos cuantos.

Pichincha es la provincia que más tributa y recibe menos, pero su gente entiende que hay que ser solidarios para fortalecer la nación, si se quiere tener un futuro y es así que se dotó a Guayas de un nuevo gran puerto, porque es lógico que así sea y el actual gobierno acaba de dar una elegante y moderna vía para el sur de la ciudad, cuya modernidad ahora asombra y atrae, sin embargo eso no es motivo para tener envidia y amargarnos , al contrario hay que celebrar que caminemos, aunque lento ahora por una senda de progreso.

El país mosaico de caracteres, tanto desde el pasado remoto, como en la Colonia y en la República, que está bien, nadie puede liberarse de su origen, pero caer en amargos provincialismos es cosa de mentes limitadas, hay que contribuir con todo, como nosotros con nuestros impuestos para la mejora de la totalidad de los ecuatorianos, pese a que buena parte se vayan por los caminos menos adecuados.

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