Kléber Mantilla Cisneros
Las fallas en la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair pueden ocasionar problemas en el 35% del servicio de luz de las principales ciudades. Esta obra emblemática del correísmo tiene más dudas que certezas, pues fue financiada por el banco chino Eximbank por unos 1.680 millones. Después de los frecuentes apagones, la ciudadanía exige una auditoría pormenorizada técnica y financiera.
Varios ingenieros aducen que no existe una planificación en las inversiones posteriores a la mega-obra e infraestructura adicional de las hidroeléctricas. Al parecer, el sistema de transmisión de energía se suspendió por descargas eléctricas externas y mala distribución que podría resolverse con montos de unos 4.400 millones, según el Ministerio de Energía.
En ocho hidroeléctricas, durante los últimos diez años, se gastaron unos 12.196 millones pero faltan trabajos de apoyo para equilibrar el fluido correcto del sistema interconectado.
El 13 de diciembre de 2014, un derrumbe en la sala de máquinas de Coca Codo Sinclair ocasionó la muerte de 13 obreros, entre chinos y ecuatorianos, con varios heridos. Otro dato que no puede descartarse es la cercanía de la actividad del volcán El Reventador ubicado sobre la orilla izquierda del valle del Coca, entre los valles del Salado y del Dué.
Además, que la presa ya registra micro-fisuras en el distribuidor de la turbina cuatro de esa central. Hecho bajo responsabilidad y garantías de la constructora, la empresa Sinohydro. Según análisis técnicos, esas fisuras se producen por mala calidad de los materiales y las dinámicas de fabricación, montaje y ensamblaje chino.
Tal vez es oportuno solicitar a las autoridades que empleen un equipo especializado en revisar la potencia instalada, la capacidad de ampliación de la presa y que actualice los estudios de la contratista por el impacto ambiental causado; pues el agua estancada produce metano con altos riesgos al ecosistema de la zona. Por eso se requieren además estudios metalúrgicos de expertos que evalúen los procesos de construcción con estándares internacionales de calidad. Las fisuras ya denunciadas sí son un motivo de alerta que deben preocuparnos a todos.
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