Un país al margen de la ley

Jaime Durán Barba

Así se llamó el libro que publicó Carlos Nino en 1992, usando el concepto “anomia” de manera inversa a la original. Nino publicó su libro en 1993. Al leerlo vemos que el kirchnerismo solamente agudizó algo que venía dándose desde hace décadas. El autor dice que Argentina es un país al margen de la ley por el uso salvaje de los espacios públicos, la naturalidad con que se evaden las responsabilidades cívicas, la permisividad para toda conducta irregular, la extensión de la corrupción.

Distingue tres tipos de ilegalidad frecuentes en el país: la individual, propia de sujetos que irrespetan la ley porque les conviene; la de los conflictos sociales, que lleva a algunos a desconocer a la autoridad legítima; y la anomia boba en la que la falta de respeto a las normas perjudica a todos.

La principal forma de la anomia “boba” es el comportamiento “chicanero” que aprovecha los intersticios que existen en las normas para satisfacer fines personales. En nombre de la “avivada” se permite cualquier comportamiento y puede ser visto como un signo de tontería cumplir con las normas. Desgraciadamente no hay un acuerdo real con que la forma de resolver los conflictos es la democracia y no la violencia.

Cuando existe una dictadura como la de Videla o la de Maduro, no hay más remedio que organizar protestas para debilitar al régimen de facto y lograr que vuelva la democracia. Quienes tienen la valentía de organizarlas tienen el apoyo y la admiración de la mayoría. Cuando vivimos en democracia, los líderes deben ganar el favor de la gente para impulsar sus tesis.

En la última década se desató en América Latina una corrupción sin precedentes. La hija del coronel Chávez de Venezuela tuvo en Andorra 4 mil millones de dólares, ahora están extraditando a su enfermera, que tiene 2 mil millones. Son cifras que no se escuchaban hace veinte años porque la riqueza de nuestros países no daba para tanto.

El escándalo de los cuadernos de Argentina ratificó viejos comentarios, pero su impacto a nivel internacional es brutal. No hay otro caso en el que el presidente de un país haya organizado una red de extorsión en la que trabajaban altos funcionarios, y personas que se hicieron ricas cuando los Kirchner gobernaron la provincia de Santa Cruz y luego la Argentina. Pero lo más grave no está en la corrupción de estas élites, sino en lo generalizado de las conductas anómicas y la falta de reacción de la sociedad, que las avala y vive con ellas.

Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino. (Fuente www.perfil.com).