Hannah Jenkins chocó en su bici y ahora habla dos idiomas

EXTRAÑO. Hannah Jenkins habla inglés por la mañana y alemán por la tarde. No es una rutina que decidió adoptar, sino algo que necesita su cerebro.
EXTRAÑO. Hannah Jenkins habla inglés por la mañana y alemán por la tarde. No es una rutina que decidió adoptar, sino algo que necesita su cerebro.

elperiscopio.cl

Hannah Jenkins tuvo un accidente de bicicleta. Desde entonces, habla inglés por la mañana y alemán por la tarde. Y eso lo hace contra su voluntad. Más bien, fue su cerebro el que inició esa extraña rutina.

Según detalla BBC Mundo, su pareja Andrew Wilde fue quien se dio cuenta de que las cosas andaban mal. El día del percance de bici recibió un mensaje de texto escrito en alemán, que decía dos palabras: “perro” y “hospital”.

El alemán era un idioma con el que ella había crecido, pero que su pareja no entendía. De hecho, Hannah siempre se comunicaba en inglés.

Hannah se acuerda poco del accidente, solo que había chocado con otro ciclista. Lo cierto fue que el otro ciclista se acuerda que la vio en el suelo, sin moverse y sangrando, y llamó a los servicios de emergencias.

Cuando despertó las cosas se pusieron extrañas.

“No entendía nada. Me sentía como si me hubiera despertado en un país extranjero y no podía darme cuenta por qué la gente no me hablaba en una forma que yo pudiera entender”, comentó.

Sigue la fatiga
Los médicos estaban perplejos, sabían que ella vivía y trabajaba en Reino Unido, que su nombre era Hannah Jenkins, pero no entendía ni respondía al inglés.

El accidente que sufrió parecía haber eliminado el inglés de su cerebro.

El neurocirujano Colin Shieff lo explica así: “Nuestros cerebros son muy sensibles y cualquier cosa que pueda molestar a la computadora puede impactar potencialmente en las palabras que emite”.

“No hay un algoritmo que pueda explicar que un daño específico resulte siempre en la pérdida de sustantivos alemanes o gramática inglesa, pero sí que perdemos partes”, agrega.

Cuando Hannah llegó a su casa no podía entender a Andrew.

Tras 18 meses, ella recuperó gran parte de su inglés, pero incluso ahora, tres años después, no ha regresado por completo.

“Estoy bien por las mañanas, pero por la tarde la fatiga se impone y me pongo a pensar en alemán”, afirma la mujer.