Irreverencia madurista

CARLOS CONCHA JIJÓN

No queda duda que el régimen madurista, acostumbrado a los despropósitos insolentes, sin saber utilizar el castellano, lanza ataques furibundos pretendiendo ofender y no se da cuenta que su atrevimiento quijotesco resulta siempre preñado de exabruptos, envueltos en el más grande y disparatado cinismo, que podríamos asimilarlo al zarpazo de una fiera furiosa.

Aplausos para el presidente Lenín Moreno que enfrentó al gigantón, bribón y fanfarrón, que se encuentra enloquecido por el poder. Bien por el País que salió al paso para frenar el grotesco ataque de uno de los tiranos del socialismo siglo XXI, que tanto daño ha hecho a Venezuela.

Maduro no tiene calidad moral, porque el mundo sabe de sus atrocidades y porque no es presidente democrático, pues, su gobierno, si es que podemos llamarlo como tal, es una cruenta dictadura degradante, que ha sumido al pueblo en una situación denigrante de opresión. La tiranía ha hecho su nido diabólico en Venezuela, que sangra a causa de la opresión y la persecución que se ejerce desde el poder absoluto, impuesto por la fuerza bruta de un poder militar que rinde tributo al tirano, como agradecimiento a las prebendas que reciben.

Maduro representa en América al más grande lunar canceroso, que a buena hora fracasó en la siembra perversa del socialismo siglo XXI en algunos países como Brasil, Ecuador, Argentina, cuyos pueblos han sufrido el intento doloroso de ser manejados bajo el yugo implacable, suplantando la democracia, las libertades y derechos, con el poder omnímodo y criminal en detrimento de los pueblos.

Creo que nuestro gobierno hace bien en amparar a aquellos hombres, mujeres y niños venezolanos que huyen de la desgracia, de esa desgarradora e inhumana situación que impera en su país, en donde la furia bestial del dictador se ensaña maquinando actos lesivos a la integridad de los venezolanos que viven en la miseria, sin trabajo y sin vivienda, sobre todo sin nadie que los defienda y un país hecho pedazos en manos de un déspota sin conciencia.

[email protected]