Vicente Chato y su lucha en el movimiento indígena

Representante. Ha estado presente en varias marchas en bien de los indígenas y de la siociedad en general.
Representante. Ha estado presente en varias marchas en bien de los indígenas y de la siociedad en general.

Este líder ha desarrollado un trabajo basado en la defensa de los derechos y la exigencia de atención a sus comunidades.

Redacción TUNGURAHUA

Vicente Chato se reconoce como un kichwa de Ambatillo, en su rostro hay varias líneas de expresión que el tiempo ha dibujado. El movimiento de sus manos transmite seguridad, en varias ocasiones su mirada se pierde intentando recordar momentos difíciles de su vida y su pueblo.

Su tono de voz es fuerte cuando habla de “resistencia”, pues las palabras son firmes pronunciando los términos indio, indígenas y runas, diferencias que explica con detalles.

Al preguntarle por su familia se sonríe y dice: “Soy un mishu (mestizo)”, “soy de todos lados”. Además cuenta que sus abuelos paternos son de Cunchibamba, su abuelo materno de Salasaca y su abuela de Ambatillo, lugar donde nació su padre que más tarde se conocería con su esposa oriunda del pueblo Salasaca. “Mi madre no sabe leer ni escribir y mi padre estuvo hasta segundo grado de escuela”, comenta.

Cuando Vicente tenía 8 años fue a la escuela, el tono de su voz es bajo cuando dice que tuvo que cortarse el cabello para poder estudiar. “Fue un choque cultural muy fuerte, mi profesora hablaba castellano, yo no quería estar en el establecimiento educativo porque en mi casa pasaba con mis borregos, y venir para estar sentado y encerrado, era muy diferente”.

Aprender el idioma castellano fue doblemente difícil, explica Vicente, a pesar de que su profesora tuvo paciencia para enseñarle a leer y escribir.

Su papá tenía un carácter muy fuerte. “Un día estaba reunida mi familia en la casa, mi padre me llamó, pensé que había hecho algo malo, pero solo me preguntó sobre qué estaba aprendiendo en la escuela. Le conté que de Atahualpa y Rumiñahui, como me habían dicho que fueron grandes guerreros. Así que él me prometió mandarme al colegio, pero el tema en el hogar nunca más se topó”.

En la comunidad Ambatillo, varios chicos que terminaban la escuela se iban a trabajar en Santo Domingo de los Tsáchilas. “Los jóvenes se iban para tener plata y se conseguían mujer, era esa como una ley de vida, así que le manifesté a mi madre que también me iría”.

Como era costumbre, un día la mamá de Vicente salió con los productos que cosechaban en familia a venderlos en la ciudad. “Mi papá me dijo: Vicente, te dije que te voy a mandar a estudiar en el colegio y lo voy a hacer, para que sirvas al pueblo, no a los ricos”. Vicente sonrió dulcemente y se detuvo a pensar como si aquellas palabras fuesen dichas en ese momento. “Ese mandato me ha guiado desde entonces”, afirma con seguridad.

En el último año de colegio, Vicente decidió dejarse crecer el cabello porque quería ser como su abuelo salasaca. “Sufrí bastante porque me humillaban, se reían y se burlaban, pero nunca dejé de utilizar mi pantalón blanco, mi camisa blanca y mi poncho. El sombrero ya no lo puedo utilizar porque me lo quitaban, me golpeaban en la cabeza y luego lo hacían volar, entonces es como un trauma”, recuerda.

COMPROMISO. Vicente menciona que pese a todas las adversidades, jamás abandonaría su lucha en el movimiento.
COMPROMISO. Vicente menciona que pese a todas las adversidades, jamás abandonaría su lucha en el movimiento.

‘Somos runas kichwas’
En varias ocasiones, durante la entrevista, Vicente indicó que con los términos indios e indígenas su pueblo y muchos otros han sido maltratados. En momentos frunce el ceño y pronuncia en voz baja algunas afirmaciones: “Nos han humillado, nos han oprimido y nos han empobrecido, siempre han tratado de minimizarnos, de excluirnos y de aislarnos de los derechos”, asegura.

Entonces el timbre de su voz vuelve a ser fuerte y con seguridad hace referencia al 12 de octubre, fecha que él considera una tragedia que vivieron todos los pueblos.

EL DATO
Vicente Chato tiene varios escritos que han sido publicados con apoyo de la Casa de la Cultura. Recogen saberes de su pueblo. La historia, señala Vicente, esclarece que se celebra el descubrimiento de América, el día de la raza, el encuentro de dos mundos, “pero Abya Yala ya existía, nosotros ya existíamos, no fuimos ningún hallazgo, nuestros antepasados mantenían sus propias celebraciones como la de la siembra, el ciclo agrícola, entre otros aspectos de organización”.

En los páramos, informa, se han mantenido parte de sus conocimientos; sin embargo, el pueblo kichwa es oral y ha sido ese también un inconveniente, ya que muchas de las sabidurías de los antepasados se han perdido con el tiempo.

La ignorancia, la desigualdad, el empobrecimiento y más son términos fuertes con los que Vicente manifiesta que nadie nace pobre, que los derechos les han sido robados a su pueblo y que esa ha sido una resistencia.

La lucha tuvo sus créditos
La memoria de Vicente guarda claramente fechas importantes, entre ellas, algunas las describe con pasión, con algo de resentimiento y otras con satisfacción.

En 1990, las comunidades y sectores sociales de Tungurahua efectuaron diferentes acciones como movilizaciones, marchas pacíficas y caminatas. Estos inicios fueron difíciles, pues las autoridades varias veces no quisieron recibirlos. “Recuerdo que veníamos desde mi comunidad de Ambatillo a pie, nos tenían parados en las puertas esperando cansados y con hambre para decirnos que vengamos mañana, en 15 días o en un mes,” indica.

Varias veces en las veredas, en estas interminables esperas para tener una respuesta de las autoridades, fueron víctimas de insultos como “vayan a pastar borregos”, además de empujones. “Entonces dijimos así nunca vamos a conseguir nada, nosotros también somos personas y debemos unirnos”.

A partir de 1990 sucedieron varios hechos y logros. Alcanzaron a través de las movilizaciones la rebaja de la tarifa de luz eléctrica, de 3,37 a 0,97; la reducción del precio de los combustibles; la gasolina súper descendió de 7 a 2 dólares, la gasolina extra de 5 a 1,48, el diésel de 3 a 1, el gas de uso doméstico de 15 a 1,60 dólares.

También, hubo la congelación de: pasajes, productos alimenticios industrializados, materiales de construcción, entre otras acciones importantes.

Vicente rememora que participaron casi todas las comunidades de Tungurahua, hubo gente del sector urbano que también se sumó a esta lucha. “Personalmente, a veces pienso que no hemos logrado nada; sin embargo, creo que hemos hecho bastante porque a partir de este levantamiento la gente runa puede acceder a carreteras, escuelas y agua potable, entre otros derechos. Por ello, agradezco a todos los líderes y lideresas que han luchado y han defendido a los pueblos combatiendo la injusticia”.

Logros

De Vicente Chato

° Fundador del Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT)

° Fundador del Movimiento de Estudiantes Campesinos e Indígenas de Tungurahua.

° Cofundador del Movimiento Pachakutik.

° Primer presidente del Parlamento indígena campesino y popular de Tungurahua.

° Primer presidente del Parlamento Nacional de los pueblos del Ecuador.