Un país a la deriva

Ugo Stornaiolo

Uno de los más conspicuos cómplices de Rafael Correa, Fernando Alvarado (el del zapato en la cabeza), fugó del país quitándose el grillete que lo monitoreaba. Agradeció a sus custodios “el trato cordial”. Pregunta suelta: ¿llevaba el grillete o fue maniobra de distracción en el recorrido por Guayaquil, Quevedo y zonas de Quito?

Por eso, fue trasladado de urgencia al ex vicepresidente Jorge Glas, desde la cárcel 4 hasta la correccional de Latacunga, por presunción de fuga, luego del escape de Alvarado. El autócrata de Venezuela, Nicolás Maduro y su ministro de comunicación, agreden al país llamando “mentiroso” al presidente Moreno ,por su discurso en la ONU sobre la crisis migratoria en ese país. Lógico que la embajadora de Venezuela sea declarada persona “non grata” y abandone el Ecuador. ¿Alvarado se fue en el mismo avión?

La asambleísta Sofía Espín gestionó para lograr que una de las implicadas en el secuestro de Fernando Balda, la agente Falcón, cambie su versión “para no involucrar al expresidente Correa” ofreciéndole protección y asilo. Otra asambleísta, Norma Vallejo, coordinaba pagos de diezmos en la asamblea, en efectivo, para evitar movimientos en cuentas bancarias.

Se detuvo a militares y civiles en allanamientos a recintos castrenses para investigarlos por presunto tráfico de armas, municiones y explosivos, así como por delincuencia organizada. Entre los posibles “clientes”: las milicias irregulares del bloque Oliver Sinisterra, encabezadas por alias “Guacho”. Lo peor: alguien supo más detalles del secuestro y muerte de los periodistas de El Comercio.

En Posorja, una localidad rural del Guayas, una turba descontrolada, movida por un mal uso de redes sociales, capturó, apedreó y mató a tres personas, presuntamente ladrones, violadores o traficantes de órganos. Los policías que quisieron detener la barbarie fueron agredidos por las hordas enardecidas.

Si hay un plan de desestabilización, organizado desde el ático de Lovaina y Caracas, los resultados se ven. Existen funcionarios con rabo de paja, el país está a la deriva y no se controla nada. ¿Y los correístas? Bien, gracias…

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