La teoría del tongo

SHAKESPEARE ABARCA CÓRDOVA

Evidentemente la popularidad del presidente Moreno ha decrecido, de aquel apabullante porcentaje cercano al 80% en época de la consulta, los segmentos de apreciación van desde los fanáticos ovejunos y quienes interesadamente los pastorean, que ven en Moreno a un Judas, un desleal que, según ellos, está acabando con el país; luego están los que en un principio lo apoyaron pero hoy piensan que todo es un gran ‘tongo’, una farsa, que la cirugía propuesta por Moreno quedará en lo superficial, porque viene del mismo origen corrupto, común a quienes dice combatir pero que les ha permitido infiltrarse en su gobierno.

En el tercer grupo estamos quienes desechamos la teoría del ‘tongo’, que confiamos en la integridad moral demostrada por Lenín al no seguir las líneas trazadas por Correa, prefiriendo ser leal a su patria y exponiéndose a la ferocidad de quienes perdieron sus canonjías y de los zombis que incapaces de razonar, siguen obnubilados calificándolo de traidor. Pero a la luz de los últimos hechos, los escépticos han aumentado, en muchos hay abierta indignación, nos duele aceptar que no es para menos, la prefabricada fuga de Alvarado, con despedida y todo, dejando con un palmo de narices a la justicia ecuatoriana es indignante y ha provocado un enérgico rechazo popular.

Los insultos de un ministro de Maduro al presidente Moreno, son una consecuencia de la tibia y cómplice política hacia ese nefasto régimen aplicada por la excanciller Espinoza, de una situación para la cual ya no hay excusa ni argumento que valga; el escándalo de los diezmos en la Asamblea es otro bochornoso tema, donde seguramente están implicados más asambleístas de los denunciados, especialmente de la seudo revolución ciudadana. La vicepresidenta ya se adelantó a decir que “aportar voluntariamente” al partido era una práctica común y aceptable de la militancia, así llamaban al vulgar chantaje.

La demanda contra el Ecuador del mantenido y mal agradecido Assange, igualmente tuvo su génesis en la permisiva complicidad del correísmo que manejó la Diplomacia ecuatoriana y que camuflado aún pulula en Carondelet. La indignación de los ecuatorianos ante hechos como los citados, particularmente la ‘fuga’ de Alvarado, no se mitigará destituyendo 20 funcionarios, el pueblo espera que se ponga fuera del actual gobierno todo lo que se parezca, tenga el color o el tufo correísta; tal vez las próximas elecciones sean el último suspiro de los verde flex, ¡qué pena por los que sinceramente están con el presidente, pero el pueblo le demostrará a Lenín lo que él a su tiempo no supo entender!

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