El neandertal del volante

LUIS COELLO KUON-YENG

Estaba por escribir acerca del comportamiento y/o forma de conducir de los taxistas aquí en la ciudad de Esmeraldas, siendo testigo de las impericias, audacias e irresponsabilidades de ellos al volante de un automotor. Sin embargo, no encontraba el tiempo propicio para hacerlo. Consideraba reunir más argumentos firmes y de enorme peso para poder escribir y así dar a conocer mi pensamiento. Les narro lo que me pasó.

Me encontraba en la avenida Olmedo en dirección este a oeste, como si iríamos a Las Palmas, e iba a acceder a la calle Manuela Cañizares, estaba a unos tres metros de llegar a la esquina de la Cañizares y atrás de mí venía un carro a espacio prudencial. Un taxi conducido en la misma avenida Olmedo pero en dirección contraria oeste a este, hizo una maniobra imprudente e ilegal, gira hacia su izquierda para ponerse delante de mí y tomar la Olmedo como si se dirigiera a Las Palmas. ¿Qué de anormal tuvo esta acción cometida por el taxista que conducía ese vehículo de transporte? Explico.

En primer lugar cometió una maniobra irregular debido a que realizó un giro en ‘U’, no permitido en la zona céntrica de la urbe; en segundo lugar recalquemos algo, si gira a la izquierda siendo la calle Manuela Cañizares en sentido norte a sur y unidireccional, este pseudo profesional del volante hizo una maniobra imprudente, porque tomó a la calle Cañizares en contravía. Por último, si yo hubiese ido a una velocidad mayor o fallaban los frenos del carro, seguro chocaba la parte derecha del taxi y estoy seguro que jamás él reconocería su error y me la iba a endilgar a mí.

O sea, así de simple cometió dos maniobras ilegales que serían meritorias de sanciones con multa económica y reducción de puntos en la licencia. Ustedes háganse una pregunta: ¿Por qué hizo esta maniobra? Pues, en la esquina de la Manuela Cañizares justo al frente del edifico de la radioemisora La Voz de Su Amigo, se encontraba un adulto mayor, solo y de pie. El irresponsable taxista pensó conseguir una carrera, pero el señor estaba ahí haciendo otra cosa menos esperando un transporte. Sumen este último punto y vayan sacando sus propias conclusiones sobre la forma de conducir de este taxista. Pero ahí no termina esta pesadilla.

Luego de todo esto, toqué el claxon de mi vehículo en señal de reclamo a su imprudente, inoportuna, arriesgada y torpe maniobra vehicular. Él reaccionó abriendo sus brazos como diciendo ¿qué pasa? ¿qué me reclamas? le hice conocer mi inconformidad al poner en riesgo a ambos y otras personas.

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