Las frutas contienen vitaminas, minerales, carbohidratos, aminoácidos y ácidos grasos, mucha fibra soluble y un buen contenido de agua que favorece el tránsito intestinal, previniendo la acumulación de gases y putrefacciones en el organismo.
Todas las frutas atraviesan el estómago en poco tiempo (20-30 minutos), excepto los plátanos y los frutos secos, que necesitan de 45 minutos a una hora. Se descomponen y liberan sus sustancias nutritivas en los intestinos, lo que ayuda a limpiar el cuerpo de desechos tóxicos. Pero esto solo es válido si se consumen correctamente.
Solas o bien combinadas
Las frutas deben comerse solas, nunca mezcladas con otro alimento, porque en ese caso ya no pasará rápidamente por el estómago y, al ponerse en contacto con los jugos digestivos y demás alimentos que hay en el estómago, estos se pudren, se fermentan y acidifican produciendo una sensación de indigestión o de acidez.
Si el estómago está vacío, se puede comer toda la fruta que uno desee, pero se deben dejar pasar entre 20 y 30 minutos antes de ingerir cualquier otro alimento.
Puedes unir solo frutas dulces para hacer una buena ensalada. Las frutas ácidas como el kiwi, la guayaba, el limón, el maracuyá, la mora, la naranja, la piña, el tamarindo y la toronja no deben ser mezcladas con las semiácidas, que son el tomate de árbol, la badea, el ciruelo, el durazno, la frambuesa, la fresa, la granadilla, la guayaba, la naranjilla, la mandarina, el mango y la manzana verde.
Tampoco es adecuado mezclar las frutas dulces con las ácidas o semiácidas, porque esto retarda la transformación de estos en glucosa, permaneciendo más tiempo en los intestinos lo cual produce fermentaciones tóxicas. (mbiologica.com/nutricion-y-dietetica)