Correístas en ataque de nervios

Ugo Stornaiolo

No son reacciones normales. Las informaciones presentan casos que no son aislados, sino una coordinada reacción nerviosa ante acontecimientos que se precipitan rápidamente. El ex vicepresidente Glas se declaró en huelga de hambre en la cárcel de Latacunga. Ante rumores generados por redes de trolls correístas (que incluían hasta el deceso del personaje), se lo llevó al hospital en Quito. Su diagnóstico: su vida no corre peligro y fue devuelto a la capital de los panzaleos.

Ante ése y otros sucesos, el ex “polifuncional” de la revolución ciudadana, Ricardo Patiño, llama a sus militantes – ¿habrá suficientes?- a tomarse las calles y declararse en rebeldía. Al parecer, no hay ninguna información sobre algún país que quiera otorgar asilo político al “hombre del grillete móvil”, Fernando Alvarado, ex gurú del estado de propaganda de los diez años de la década perdida.

Para completar el escenario, Daniella Camacho, jueza de la Corte Nacional de Justicia anunció que tiene elementos suficientes para acusar al expresidente Rafael Correa por el secuestro de Fernando Balda en 2012. Así, el exmandatario se ha convertido en reo de la justicia, pese a los esfuerzos de la asambleísta ausente, Sofía Espín, por torcer el testimonio de una de las acusadas.

Desde el ático belga el ex presidente responde: “El caso Balda es una farsa y todo es persecución política, porque no pueden derrotarnos en las urnas. No se preocupen por mí, preocúpense por la patria”. El magnánimo y todopoderoso de los diez años perdidos, pidiendo que “no se preocupen por él, sino por la patria”. Sigue pensando en elecciones porque de eso vivió y todo se resume en eso.

Correa debe venir y responder por lo que hizo, por cómo dejó al país, por las carreteras mal hechas, elefantes blancos y contratos con sobreprecio. Debería dar la cara, pero no lo va a hacer, porque tiene miedo y juega con los momentos políticos. Sabe que la credibilidad del actual presidente y de su gobierno cae en picada y aprovecha para generar caos. Los correístas sufren un ataque de nervios ante la inminencia de nuevos procesos legales en su contra.

[email protected]