La nueva Corte Constitucional

Giuseppe Cabrera

Durante esta semana, se han remitido por parte de las diferentes funciones del Estado, los listados con los nombres propuestas para integrar la nueva Corte Constitucional, hasta ahora creo que la lista remitida por la Función de Transparencia y Control Social es la mejor; lo que más ha llamado mi atención es el doble estándar que usan propios y extraños en el derecho constitucional, al juzgar a sus colegas, varios con cierto aire moralista condenan a aquellos que han participado en algún momento de su vida en un partido político en militancia directa, candidatura o simple simpatía pero, si hablamos en términos constitucionales, acaso no es discriminatorio juzgar a alguien por su filiación política o ideológica, por lo menos así reza en la carta magna, parece que ser miembro de un partido político es sinónimo de mala palabra; Correa ayudó a fortalecer este estereotipo en contra de la militancia política, pues esa era una de las varas que usaba para medir a sus adversarios, ridiculizándolos en largas cadenas nacionales, sobre sus antecedentes políticos, si aquel otrora tiempo fue de autoritarismo y prepotencia, por qué reproducimos sus prácticas.

En Europa y sobre todo Estados Unidos, los jueces de la Corte Suprema generalmente son miembros de uno de los dos partidos políticos grandes del país, Republicano o Demócrata y eso, no ha sido fuente de crítica alguna, es que pedirle a un integrante de la Corte Constitucional que no tenga pasado político, para ganarse el beneplácito de la “academia” y la ciudadanía es en verdad, autoritario, es pedirle a la gente que deje de pensar, porque eso es la ideología todos la tenemos y practicamos, estoy eso sí de acuerdo a que de asumir el cargo renuncien a cualquier cargo de dirigencia que pudieran tener dentro del partido político, por un claro conflicto de intereses.

La tolerancia hacia la practica ideológica, es uno de los requisitos para mejorar nuestra madurez política, la evaluación deberá ser entonces sobre la experiencia, relevancia e impacto que hayan tenido los aspirantes a integrar la Corte Constitucional, no sobre sus ideas y preferencias políticas.