CARLOS CONCHA JIJÓN
¡Hasta cuándo carajo tanta pendejada! fue la expresión furibunda de un ciudadano, al enterarse que se había dado un nuevo plazo a la entrega del sistema de agua potable de Esmeraldas. Yo pienso que tuvo razón en sus expresiones, pues, el cumplimiento del contrato ha recibido plazos y, según la canción, estos plazos fueron traicioneros, porque también parecen el cuento del gallo pelón.
Creo que el ciudadano utilizó la palabra pendejada, porque la escuchó de boca del Presidente, pero lo del agua potable resulta un cuento de nunca acabar, siendo fácil constatar que con el nuevo sistema todavía se continúa racionando, entregando por horas a la semana en algunos barrios, sin olvidarnos que en muchas calles aún constatamos roturas de tuberías y por lo tanto desperdicio de agua, que le cuesta al pueblo.
Siempre se ha expresado que lo que comienza mal, termina mal, pudiendo ser que el caso de Esmeraldas sea concebido como tal, porque es conocido que desde la compra de las tuberías se especuló sobre que tenían defectos y hasta se llegó a sanciones sobre un pedido de limosnas en la compra, supuestamente a nombre de un personaje que está ‘encatangado’ y para que se entienda bien está de vacaciones en un hotel de descanso, como penitencia.
Todos llegamos a saber por información periodística, que ciertas tuberías explotaron, porque en el sistema no se colocaron válvulas para sacar el aire, situación que de ser cierta podría determinar por simple deducción, que no se ha trabajado eficientemente en la instalación del nuevo sistema de agua potable.
También se ha expresado que el sistema de captación actual no es eficiente por la sedimentación del río y para lo cual se habría realizado un estudio sobre la ubicación de una nueva toma, que abastecería el necesario volumen de agua. Resulta un imperativo que haya un rendimiento de cuenta por la institución que tiene que ver con la utilización de los 120 millones de dólares y si se cobraron multas por incumplimiento contractual.