Jueces y realidad

Eduardo Naranjo Cruz

Cuando la sociedad tiende a la desintegración, la Ley es quizá la única posibilidad real de reorganización de sus partes. La ley es el producto de la sabiduría de los legisladores si es que, en esta prima lo objetivo y lo justo, sin embargo, siendo un producto humano sobre el comportamiento, la probabilidad de fallas en la norma es dable. La propuesta de un organismo con jueces especiales y amplia jurisdicción, para controlar el crimen es altamente válida, independientemente de quien lo haya propuesto, pues la lógica determina que, para alcanzar justicia frente al poderoso monstruo del narcotráfico, se requiere la fortaleza, certeza y seguridad de los jueces que juzguen este tipo de actos delictivos de gravísima afectación a la sociedad.

Como señala el Consejo de la Judicatura es necesario tener jueces incorruptibles, valientes y bien blindados a todo, de ahí que la idea de un conjunto de estos, ubicados en la capital con poder territorial, parece eficiente desde el punto de vista teórico, sin embargo, esto estaría en manos del poder constitucional que deberá resolverlo, si el marco legal no permite, ¿habrá otra solución?

La intención de ofrecer sueldos elevados a los jueces (6 mil dólares) fue para evitar la corrupción, sin embargo, la codicia está presente en la mayoría de seres humanos y es donde la verdadera probidad del juez tiene que brillar, a riesgo de todo, el país ha tenido ejemplos de jueces de este calibre. Recordemos que en Italia se pudo derrotar a una de las grandes mafias con jueces especiales honestos y valientes.

Por odio y venganza no se puede desechar propuestas oportunas para mejorar la aplicación de la justicia y evitar que el esfuerzo policial se diluya en rendijas argumentales y fallas que tiene la Ley, dejando a la sociedad al desamparo.

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