Comadreos

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Que no es lo mismo que cotorreos. Para las naderías, suficiente con la farándula y los desubicados que abusan de las redes sociales. Espero que las comadres, en medio del barullo y tanto merengue, no vayan desapareciendo como las expresiones: la fe del carbonero o boca de placera, del carbonero del bosque o de la playa quedan muy pocos vestigios; ahora es el obrero de la hulla, y de la boca de placera como no es políticamente correcto usted puede ser acusado de delito de odio. Tanta oposición a las religiones y tanta prédica materialista y se aprovechan de los conceptos religiosos para amargarnos la vida y a más de eso inmiscuirse en el pensar y cerrarnos la boca.

Las comadres también van disminuyendo; ya no lavan en comunidad, ahora es a solas con su lavadora y cuando no está capturada por la TV no se atreve a usar sus sesos comentando con sus amigas los hechos que a ella le llegaban. Las comadres se caracterizaban por ser terminantes en sus opiniones, nada de medias tintas, estaba bien o estaba mal, o era honrado o era ladrón, no había medio ladrones, la memoria es larga y de esas murmuraciones hasta quedaban conclusiones para enseñar y corregir a sus muchachos.

Las comadres ya hablaban de los «agrados» o «agradecimientos»: era una gallinita gorda o una botella de whisky para conseguir un cargo de profesor o de policía. Así era en los años 60, llegaron misiones evangelizadoras (mormones, baptistas y los evangélicos). Con sus diezmos y estricteces, pago de su salvación, voltearon la tortilla. A finales del siglo XX ya se compraba en dólares los cargos de docentes, de policías y de otros. Un gran negocio. Con Correa floreció aún más, hemos oído hasta ofertas por el cargo de Ministro pero a más de ello se comenzó a comprar con cargos los sirvientes necesarios para anular al empleado honrado y los menos capaces, vendieron hasta el alma.

Se fue Correa, vino el nuevo, están agarrados a sus cargos como garrapatas y siguen contaminando de toda suerte de plaga a las enormes parcelas educativas. Año y medio de supuesto cambio y las prácticas siguen iguales y los cargos comprados con el alma seguirán perpetuándose como herencia y con efectos de arena gruesa en un engranaje fino. Un pensador de fama mundial dice que la Edad Media acabó con el descuartizamiento. El manglar, el suburbio costeño o serrano lo desautorizan, con droga bendecida por Correa y sus muchachos, renace el descuartizamiento y en un consulado iraní en Estambul (la Constantinopla gloriosa y eterna), lo cometen funcionarios gubernamentales, todos protegidos y todos condenados por obedientes.

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