¿Artificio del Estado?

JOFFRE DAZA QUIÑÓNEZ

La creación del Estado fue una ficción para poder tener poder de dominación. El gran Estado, con sus poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial; Fuerzas Armadas, Policía, jueces, gobernadores y hasta los jefes políticos parroquiales.

Este poder que se les entrega a los mandatarios a través de elecciones mal llamadas democráticas, en la mayoría de países los elegidos son personas que surgen de hogares disfuncionales, donde el denominador común ha sido la pobreza, generalmente viven de la caridad, se educan en colegios que les brindan becas para que puedan seguir una carrera profesional. Cuando estas personas llegan al poder, desde el Presidente de la República, pasando por alcaldes, prefectos, concejales y hasta el último portero, quieren cargarse el último centavo de las arcas del Estado.

Aprovechando su condición de tal, que les permite manejar todos los recursos materiales e inmateriales que aportamos los ciudadanos, para enriquecer sus bolsillos en beneficio propio. De pronto, es común ver a ciudadanos en el momento que se posesionan en los cargos, delgados y famélicos, que han tenido algún carguito de tercera o de maestro, luego de pocos meses han crecido sus uñas, su abdomen es pronunciado, se trasladan mágicamente en carros de 70.000 dólares, lucen corbatas francesas y ternos italianos, se hartan con comida fina y pan francés, sus cuentas bancarias milagrosamente tienen cifras que pasan de siete dígitos y en dólares.

Difícilmente ahora vamos a encontrar esas cuentas en bancos locales, están en lo que se llaman paraísos fiscales, es decir, bancos en el exterior que tienen normas que prohíben dar información de las cuentas de sus clientes. Pero yo me pregunto, ¿dónde están los fiscales que están obligados a ejercer la acción penal, de acuerdo con el Art. 411 del COIP, el gobierno de los ladrones, se robaron de las arcas del Estado miles de millones de dólares, se los llevaron en los aviones de la presidencia, igual en las provincias, ocurre exactamente lo mismo, milagrosamente los gobernantes se pasean en carros de alta gama, han engordado como cerdos, igualmente deben tener gordas sus cuentas.

Con denuncias públicas de los asaltos a curas y comerciantes y, sin embargo, la Fiscalía no inicia las acciones penales que por ley debe perseguir. Vea usted querido lector, el señor Alexis sigue campante disfrutando en Guayaquil, los concejales relacionados con extorción a curas están campantes, los chicos silencio por el estilo; el común denominador es que desde Correa hasta el más miserable de los concejales de Arrasa País son ricos de manera milagrosa y algunos pretenden seguir lactando de las arcas del Estado, al pretender reelegirse para seguir causando daño.

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