Que se vaya, que se vaya…

Con ese estribillo y el sarcástico “que le vaya bonito” era como el iluminado despedía a organizaciones y personas que dejaban de serle útiles a sus propósitos o cometían el pecado de ejercer su derecho a pensar; ahora esos mismos estribillos son los que la mayoría de ecuatorianos le entonamos a la señora Vicuña, para que haciendo gala de una mínima dosis de dignidad, deje el cargo de vicepresidenta, al cual, no llegó por voluntad popular, sino por decisión del presidente Moreno, como persona de confianza y en quien vio la opción para reemplazar al convicto Jorge Glas.

Parece que mi estimado Licenciado se equivocó y bastante, es la hora en que más allá de las implicaciones legales y políticas que tenga el escándalo de los mentados diezmos, por la transparencia y la decencia con que dice actuar este gobierno, sea conminada a dejar la vicepresidencia. Vicuña ya no encaja en la lucha contra la corrupción y la cirugía mayor para extirparla que fue el gran compromiso de Lenín Moreno.

El Presidente dejó claro que las instancias pertinentes deberán actuar; es evidente que Vicuña no tiene ninguna clase de respaldo oficial; poco antes de las declaraciones del Primer Mandatario, en la “rueda de prensa” de la vicepresidenta, en que fueron vedadas las preguntas de los periodistas, solo se dedicó a atacar al canal que hizo pública la denuncia en su contra, canal que inútilmente la ha invitado a realizar su réplica, lo cual hasta hoy ha rehuido, siguiendo la costumbre del autoexiliado.

Luego pasó a descalificar al denunciante, después vinieron frases y agradecimientos que buscaban dejar entrever la “solidaridad” desde la presidencia, posteriormente desmentida, para concluir con las acostumbradas autoalabanzas y lecciones de ética que nunca ha practicado, pero nada dijo en descargo objetivo de las acusaciones, lo que recalcó es que solo era recaudadora, que la plata no era para ella sino para AP y ALBA.

Una asambleísta ya fue destituida por similar causa, ¿quién voluntariamente aceptaría le recorten la mitad de su sueldo como aporte mensual? El cobro de “diezmos”, además, de concusión (Art. 281 del COIP) implican extorsión y tráfico de influencias, sea concusión explícita o implícita, con privación de libertad hasta por 5 años, que según el Art. 233 de nuestra Constitución es un delito imprescriptible.

En la Asamblea al votar sobre el tema quedarán desenmascarados los correístas infiltrados que dicen apoyar a Moreno, siendo la gran oportunidad para que Don Lenín, sacuda de su gobierno todas las rémoras del régimen anterior y recupere su menguada popularidad.

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