Factores fundamentales

Alfonso Espín Mosquera

Hay tres frentes en el mundo entero que no pueden negociarse a ningún precio: la educación de los niños y jóvenes, el derecho a la comunicación de una sociedad y la salud de un pueblo.

En los tres casos no cabe pensamiento alguno que pretenda restarles, no solamente en cuestiones económicas, sino en políticas que los promuevan y alienten en los ciudadanos el respeto por estas tres causas determinantes en el desarrollo de una nación.

Lo paradójico es que en los tres frentes anotados están los actores sociales que menos ganan y a quienes siempre se les soslaya derechos, al menos equiparables con otros profesionales: los médicos, los periodistas y los maestres, que terminan en las últimas escalas salariales.

La sociedad exige, con justicia, una atención médica digna, que le socorra de la enfermedad y le brinde salud; busca la mejor educación para sus hijos y demanda del maestro esfuerzos de ejemplo y coherencia aun en su vida personal, y quiere ser informada con objetividad y cordura, al margen de la alienación que produce tanta programación basura.

Sin embargo, la situación es cada vez más contradictoria: los peores sueldos y las más duras condiciones son para estos profesionales: hacer una especialidad en la medicina implica al menos promedio cuatro años más de estudio en hospitales y con veladas; trabajar con niños y adolescentes es desgastante, sobre todo, en un momento en el que se han perdido valores y no hay respeto ni tolerancia, buscar la información implica también riesgos que atentan contra la vida, y si no está en juego ella, la honra y la persecución, como sucedió en la “década ganada”.

Mientras un país no camine detrás de un norte que sostenga estos tres baluartes, no tendremos cambios positivos. Los potenciales médicos, maestros y periodistas, o no existirán porque la juventud no encontrará atractivas estas actividades, para llegar a tener una vida digna, o simplemente no estarán los mejores elementos en estas carreras.

[email protected]