Ecuador, el medioevo

Nuestros funcionarios públicos han hecho del gobierno una institución parecida a la Iglesia Católica podrida y corrupta de la Edad Media. Ahora resulta, que aprovechándose de la impunidad de la década pasada (que no podemos dar por superada) diezmar se convirtió en una práctica recurrente y velada.

Los diezmos, en este caso, no han servido para lograr alguna indulgencia que libere al pobre ser de sus pecados, sino para financiar los propios. Ya no puede uno sorprenderse de ver cómo tanto revolucionario vivió a costilla de esta explotación desvergonzada de sus empleados; enajenando no solo al trabajo, al capital y al hombre sino al servicio y la dignidad de las instituciones. Lo cierto es que han vivido con las manos ardientes y los corazones limpios de todo rastro de conciencia. Marx se revuelca allí donde esté.

¿De dónde surgirá un Lutero reformista? ¿O nos hace falta, de plano, otro mesías para redimir y salvar este país? Seguro que con las elecciones brotarán mesías en cada esquina. Cualquier iluminado, refundador o revolucionario es una bomba de tiempo, así que más vale que tengamos y escojamos opciones sensatas, que más que corazones ardientes tengan la cabeza fría. De lo contrario, seguirá la zozobra y el oscurantismo, la podredumbre y la hipocresía de defender la libertad de expresión indultando a quien ha defendido un discurso conveniente y mantener una Ley de Comunicación restrictiva y prejuiciosa.

No puedo dejar pasar lo referente al apresamiento e indulto de la estudiante de la UTA. Me parece una muestra desagradable de la política del escándalo y el espectáculo en la que hemos caído. No es posible que los argumentos que pesen sean de quien más grite e insulte. Estamos dejándonos llevar por un estilo muy pedestre de hacer y decir las cosas y lo que es peor, lo tomamos como una muestra de valentía o veracidad.