Presupuesto y educación

En el debate público de los últimos días se encuentra el establecimiento del presupuesto 2019, asunto que preocupa a los ecuatorianos y ha sido presa del comentario político de opositores al régimen para poder criticar de injusto e ineficiente a los responsables de las diferentes carteras de Estado.

Cuando topamos temas sensibles y eminentemente primordiales en la vida de un pueblo como es salud, educación o servicios básicos, genera preocupación, malestar y una enredada fuga de comentarios, muchos de esos basados en especulaciones. Sin embrago, en esta ocasión fue causa principal para la renuncia de Fander Falconí, ministro de Educación, quien públicamente a través de redes sociales manifestó su profundo desacuerdo a la iniciativa de reducir el presupuesto para educación en proyección al año 2019, donde textualmente menciona: “Agradezco a Lenín Moreno por haberme confiado la cartera de Educación desde mayo de 2017. Como no estoy de acuerdo con el recorte a la educación pública ecuatoriana en el presupuesto del Estado 2019, me retiro de estas importantes funciones. Que la historia diga la última palabra”, advirtiendo en cierto sentido que esto podría afectar al rumbo de la historia del país.

En la proforma presupuestaria 2019, enviada por el Presidente a la Asamblea Nacional para su aprobación, se indica que pordrían ser destinados más de USD 5.351 millones para educación pública, donde el ahora exministro aclara que existe un recorte de casi 198 millones en el gasto corriente y 221 millones en inversión para el sector educativo, en relación al monto especificado por el Ministerio de Educación a septiembre de este año.

Quisiera pensar que este reclamo de reducción obedece a una excelente ejecución presupuestaria realizada durante estos años en beneficio de los ecuatorianos y que realmente esto afectará a un sistema educativo que su deficiencia no pasa por la asignación de más o menos presupesto, se debe repensar al sistema por completo, para de esta forma utilizar los recursos del Estado, que finalmente son de los ecuatorianos en una verdadera reforma educativa, que brinde educación de calidad y calidez como es el discurso de funcionarios de la educación de nuestro país.