La yugular de la vicepresidencia

Salvatore Foti

Cuando después de pocos meses Moreno retiró las funciones a Jorge Glas y empezó el camino a la destitución del Vicepresidente, todos pensamos que era una demostración de fuerza para el expresidente Correa, al cual se enviaba el mensaje de que la ruptura era oficial y que el país tomaba otros rumbos. Sin embargo, con los acontecimientos de hoy y el escandalo de Vicuña, resulta más que evidente que la prioridad del Ejecutivo era y sigue siendo apoderarse de la Vicepresidencia.

Cuando se le destituyó a Glas, todavía no era el momento, tal vez, de poner a alguien con una trayectoria distante de la izquierda y por esto se optó por Vicuña, quien tuvo fecha de caducidad (un año) desde su designación. Ahora las cosas han cambiado y cuando el caso Vicuña haya terminado, se designará, con la bendición de la prensa y de la opinión pública, a un Vicepresidente más afín a los aliados de Moreno.

Se quiere dejar a un “oportuno” Presidente interino, en el caso de que Moreno no pueda llevar a cabo el mandato. Alguien que no cree dificultades a quienes lo manipularán. Un Vicepresidente puesto por la política y los políticos y que, por ende, no importa que no sea la expresión de la voluntad popular. De ser así, ¿no sería más justo que se adelanten las elecciones presidenciales?

En este sentido, la figura de José Briones no entiendo cuánto pueda devolvernos la tranquilidad de que no haya más inestabilidad venidera. Para quitarnos dudas y suspicacias llegó la hora de que el Presidente nos garantice su voluntad de querer acabar su mandato, pues lo que se está generando es inseguridad e intranquilidad social y política.

Estamos rompiendo récord de vicepresidentes en un mismo mandato y esto no es normal ni casual. Demasiadas estrategias y maniobras que solo alimentan la idea de que estamos cerca del ocaso del actual Gobierno. A Vicuña se la quiso dejar sola y ahora resulta evidente que todo se dio desde el Ejecutivo.

Lo más intrigante es que, en medio de tanto caos, aún no logremos descubrir a ciencia cierta quién está detrás de todo este “alboroto”, para quedarse a toda costa con la mismísima Presidencia de la República a como dé lugar.

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