Deroguemos todo

Pablo Escandón Montenegro

Sí, mejor acabemos con la LOC, con la profesionalización, el reconocimiento profesional de la dictadura, la existencia de facultades y escuelas de comunicación, las asociaciones y colegios. Volvamos a los inicios de la prensa, sigamos con los tipos móviles y colguemos panfletos en las cruces.

Entre tanta propuesta a las reformas, es mejor derogar todo para dar gusto a todos, para que todos tengan razón y no piensen a futuro, sino en la coyuntura más próxima, en el hoy, en el “aurita”.

Sorprende que decanos de escuelas, docentes universitarios, profesionales titulados, periodistas y comunicadores se parezcan a jugadores de fútbol, que solo quieren hacer gol en el arco contrario.

Estamos en una época distinta a la que estudiaron los que ahora quieren abolir avances positivos. La ley es perfectible y desde un inicio me mostré contrario a la ley que se aprobó. No puedo comprender que miembros de claustros universitarios borren todo, de igual manera que lo hicieron los sectarios anteriores.

Omar Rincón dijo que vivimos en tiempos de periodismo mutante y bastardo. Ahora todos quieren ser estrellas desde una cátedra, un tuit o una cámara, sin criterio, sin confrontación de ideas.

Para eso está la universidad, para generar pensamiento, coordinar posturas y establecer métodos de trabajo. Evaluar a los medios es necesario para conocer cómo está el ecosistema mediático. Nadie investiga sobre audiencias, consumos y usos de medios. Con este conocimiento podremos proponer nuevas formas de producción, de información y nuevos contenidos.

Mejor deroguemos todo porque aquí solo sirve el borrar e inventar de nuevo. Nada de lo anterior debe existir, porque el nuevo grupo debe destruir al anterior. Es la historia desde la época colonial: borrar y derogar para existir.

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