CARLOS CONCHA JIJÓN
La Contraloría General de la Nación destapa un nuevo féretro con olor putrefacto de corrupción, donde el muerto podría llegar a tocar al expresidente, pues, en este caso especialísimo, los misteriosos vuelos de los aviones presidenciales hacen presumir que hubo una trama para que estos pájaros voladores fueran direccionados a paraísos fiscales, lo que hace presumir que el expresidente pudo ser el jefe de esta trama, porque conociéndolo bien nadie de la supuesta banda hubiera sido tan audaz y valiente para ordenar esa misión.
Es extraño y sospechoso, que de los 261 vuelos internacionales de los aviones presidenciales, no se sabe si: “por mal tiempo o por errores de buena fe de los pilotos” 24 fueron a posarse en paraísos fiscales como Barbados, Bahamas, Panamá, Guayana, entre otros. Llama la atención que uno de estos vuelos solicitado por el Canciller de ese entonces, salió sin pasajeros: Quito-Río de Janeiro- junio 2012 y que el Canciller no viajó. La reflexión nos conduce a pensar que el Legacy 600 y el Falcon 7X, fueron utilizados de manera arbitraria e irresponsable, sin cumplir con exigencias de órdenes y documentos que determinen la ruta, el número de pasajeros, misión a cumplir, tiempo de llegada y salida, como permanencia en cada uno de esos destinos.
También resulta tremendamente misterioso y por ende sospechoso, que los vuelos de estos aviones, con los cuales supuestamente se realizaron muchas “gestiones internacionales”, probablemente por orden del expresidente de la República, en 12 de estos vuelos no consta el registro de pasajeros, ni el peso de carga, ni los motivos para el desplazamiento, con lo cual queda abierta la puerta para que actué la ley, porque a simple vista esto huele a corrupción, en donde podría haber más de un “gato encerrado”, con conocimiento pleno del expresidente, como sospecha. Amén de lo que pueda pensar la colectividad.