Depredadores

Depredador es un concepto genérico que abarca delitos de robo, saqueo y devastaciones, según lo define el tratadista Cabanellas. El Ecuador fue víctima de robo, saqueo y devastación durante los gobiernos de la década perdida, dirigida por cara de piedra Rafa y su pandilla de ladrones.

Fidel Castro enseñó a sus discípulos que los políticos tienen que repetir todos los días las normas socialistas para convencer al pueblo; Correa así lo hizo, en las sabatinas repetía que su gobierno y su pandilla eran de manos limpias, después conocimos la cruda verdad, es uno de los ladrones más finos del planeta Tierra. Se robaron billones de dólares: por la venta anticipada de petróleo, saquearon el dinero de los afiliados al IESS y ahora la solución es aumentar el aporte mensual de los empleados, inflaron los contratos de las diferentes obras del país, que a la postre están deterioradas.

Correa hizo de todo: le metió la mano a la justicia convirtiéndose en dictador; autorizó el ingreso de extranjeros sin visa, lo que incrementó el crimen, la pobreza y la zozobra social; autorizó el exstractivismo minero a cielo abierto, sin importarle la vida humana; abandonó la actividad agrícola que en años pasados dio solvencia económica al país; aumentó la mortalidad de los afiliados al IESS en razón de que no había medicinas para ciertas enfermedades crónicas o catastróficas, los turnos para la atención médica se concedían a seis, nueve y doce meses, llegando al extremo que en varias ocasiones los médicos llamaban a sus pacientes para la atención tardía y ya en algunos casos habían muerto, negó el pago de bonos por jubilación a maestros y trabajadores, entre otras perversidades.

Todo el país está exigiendo al presidente Lenín Moreno que solicite a las naciones unidas una comisión con todos los poderes para descubrir, penalizar y lograr que los depredadores devuelvan al Estado todo el dinero robado y pedimos también que tramite reformas al Código Orgánico Integral Penal (COIP) para crear normas como la cadena perpetua y cercenamiento de las manos para aquellos bellacos que se atrevan a robarle al Estado, recordándole que hemos de luchar hasta el fin.

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