Navidad electoral

En una época en la que las tradiciones visten de color, rezos y alegría las ciudades, siendo costumbre mirar los tradicionales Pases del Niño por las calles de la ciudad, con muchos colores, disfraces, música y la bulla peculiar de este festejo, en estos días hemos visto desfilar por las mismas calles con parecidas características a muchos seres que se dicen ser bondadosos y ofrecen al igual que los reyes magos bendiciones y buenos regalos, anunciando sus postulaciones para ocupar los cargos públicos correspondientes en los municipios, parroquias y prefectura.

Es así que tenemos en el país más de 47.000 candidatos y solo en nuestra provincia sumarían 2.500 para las elecciones del 24 de marzo 2019, un fenómeno bastante singular que llama la atención, que cuestiona si realmente existen muchos ciudadanos con espíritu patriótico que quieren mejorar la vida de la gente o ven en esto la posibilidad de mejorar sus bolsillos, cual empresario vende y se hace rico en Navidad.

Políticamente podemos analizar desde una mirada partidista, que luego de 10 años de dominio de un solo partido, al resurgimiento de movimientos supuestamente sepultados y vencidos en esa revolución. Además de nuevos colores y banderas, pero con actores repetidos proyectando una imagen de renovación, algunos de ellos con muchos años en la política incluso heredando su legado a hijos o familiares para mantenerse vivos en el poder popular.

En la provincia de Tungurahua tenemos 10 candidatos a la Prefectura y en Ambato 10 candidatos a la Alcaldía, hombres y mujeres que han sabido manifestar en sus discursos la necesidad y el pedido del pueblo para asumir estas responsabilidades, en esta época donde se vive un ambiente de esperanza, familiaridad y la búsqueda de paz, con mejores días para nuestros hijos y la comunidad. Quisiéramos confiar con nuestro voto el trabajo por buscar ciudades sostenibles, una adecuada administración de recursos y esperar que estos representantes del pueblo puedan reflejar en su campaña la verdadera intención de estar ahí y no similar a una navidad, que en su campaña publicitaria invita al consumo masivo para luego sufrir esa consecuencia económica, de estrés y ya con poco espíritu navideño.