Día a día

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Que toda su vida sea lo más soportable posible. Suficiente. El tiempo, evanescente, raudo, implacable. Hoy amanecí y ya voy camino al reposo nocturno. Qué queda para muchos propósitos y aspiraciones. Antes, me parece, las estaciones, se llamen como se llamen, eran más notorias. El devenir diario, con calefacción o aire acondicionado, se hace más intransigible, nos queda (para la mayoría) el amanecer y el anochecer, el principiar, el terminar o suspender y el volver a comenzar. Comienzas sorprender y finales inesperados.

Comienzos y procesos sin final a la vista y súbitos finales si comenzamos donde, qué lástima con suerte admiremos más tarde, si no caemos vencidos en el trayecto. Pero comenzar y avanzar y volver a comenzar son obligaciones vitales.

Y cuando nos damos cuenta de un error, mayor razón para el reinicio optimista, planificado y experimentado. Usted en su pantalla personal, en la TV hogareña, en los periódicos o libros que lleguen a caer en sus manos (pocos somos los que los buscamos), todos captamos que a gente no sabe leer y no sabe hablar con propiedad, no digamos ya con elegancia. Los resultados de las pruebas de lectura son bajos, por no decir, catastróficos. No aprende a leer bien, no puede aprender a hablar bien. Todo es súper o es OK.

Tuvimos un buen nivel de lectura y buenos niveles de aprendizaje, no teníamos títulos no de tercer nivel, peor de cuarto o quinto, pero leíamos con elegancia y comprendiendo el significado de la palabra escrita. Ahora tenemos las cantidades más altas de títulos peor los conocimientos se quedaron en el aire o en la nube electrónica.

Reconozcamos el proceso educativo presente, tenemos miles de reglamentaciones burocráticas, reforcemos a muchos maestros (mal acostumbrados) y preparemos las próximas generaciones cultas, pensantes y críticas.

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