La esperanza en el rito

POR: Fausto Jaramillo Y.

Todas las sociedades, desde las más antiguas hasta las modernas; desde las científicas hasta las deportivas, desde las esotéricas hasta las más realistas, todas tienen ciertos ritos que buscan la protección de los dioses, cualesquiera que éstos fueran.

Protección para la siembra, para la cosecha, para pedir las lluvias, pedir que cesen las lluvias, implorar que acabe las sequías, que aparezcan los amaneceres y los anocheceres, que la caza, la siembra, la agricultura, la ganadería, para que bendiga los ejércitos propios y maldiga a los del enemigo, para que nazca un hijo varón que continúe la herencia genética, o una hija mujer que facilite las alianzas con otros pueblos, para el mal de ojos, para que bendiga la salud, la casa y el carro; en fin, para que los dioses protejan a los mortales de todos los males.

Cada año transcurre entre risas y llantos, se producen eventos positivos y otros que podríamos calificar de negativos, hay triunfos y hay derrotas. La vida misma es eso, una sucesión de hechos y sentimientos variados, unos claros y otros oscuros, unos brillantes y otros, los más, opacos.

Esta noche, los ecuatorianos asistiremos alborozados al rito de la quema de los monigotes que cargados de un simbolismo esotérico, pretenderemos o imaginaremos que se trata del año que termina y que, por su mal comportamiento, merece la muerte de la llama purificadora. Quemar el año viejo es renovar la esperanza que el año que inicia, venga con mejores perspectivas, que traiga hechos y acciones positivas que enrumben nuestra vida personal y social por distintas sendas por las que, hasta ahora, hemos caminado.

A todos mis amigos lectores apenas puedo agradecerles y desear que para cada uno de ustedes, el año que viene, les traiga salud y bienestar. Como sociedad quisiera aspirar a que los ecuatorianos recuperemos la ética en nuestras acciones individuales y colectivas a fin de desterrar la corrupción y la nefasta justicia que en los últimos años han ensombrecido nuestra vida y nuestro desarrollo político, económico y social.

Prosperidad en el año que se inicia.