“a) Alzamiento en las principales ciudades de Hispanoamérica; b) constitución de gobiernos republicanos autónomos y soberanos; c) autoridad exclusivamente puesta en manos de americanos”. Fueron algunos de los planteamientos de Eugenio Espejo sobre el plan revolucionario independentista, según Jorge Salvador Lara, en ‘La revolución de Quito 1809-1812’. Para la autoridad española, los Montúfar “eran los herederos de un proyecto sedicioso de un vecino nombrado Espejo”. Precursor de la independencia hispanoamericana, fue un lúcido patriota polifacético: bibliotecario, médico, periodista, estudioso del derecho, amante de las ciencias, la ética y la cultura.
El 5 de enero de 1792, Espejo publicó ‘Primicias de la cultura de Quito’ y convocó a escribir en este medio con la única condición de las luces y algún aporte voluntario económico para el papel. Sostenía que “la prensa es el depósito del tesoro intelectual. Repongamos en este el caudal respectivo o los efectos preciosos de nuestros talentos”. Sobre su rol educativo afirmaba: “Me he propuesto, pues, escribir siempre cosas útiles y que conduzcan inevitablemente a la educación pública de Quito”. Desde esa premisa homenajeamos a Eugenio Espejo.
Un comunicador valiente se ha ido. El agudo editorialista y erudito musical, el ‘Trovador de Antaño’, Enrique Gallegos Arends, “Cerquillo”, dejó en los micrófonos de la Radio Rumbera su pasión comunicativa. Sus editoriales ‘Blanco y Negro’, y la polifonía de sus invitados, junto a llamadas telefónicas ciudadanas, eran lucidez y ética periodística. Con ternura y dolor fui una de sus invitadas para los temas de ciudad. Guayaquileño educado en Quito, sintetizó el espíritu de rebeldía del Quito al que amó. Un caballero de la comunicación se nos ha hecho eterno.
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