Ni a supletorios

El conflicto es un hecho natural e inherente al ser humano. Lo vivimos siempre y aunque se diga que, en sí, no son ni positivos ni negativos, son procesos que afectan a todos. Producen desacuerdos y tensiones, pero claro sin ellos no hay crecimiento, ni cambio. Nos obligan a aprender y modificar.

Un serio conflicto social y educativo: los resultados en la prueba internacional PISA-D, cotejados con ocho países subdesarrollados. Como dirían los alumnos: no alcanzamos ni a supletorios, remediales o de gracia. Los niveles de lectura son medios, no aprobamos en ciencias y fracaso rotundo en matemática. Resultado: dudas, irritabilidad y sesgado optimismo.
Criterios ministeriales: reflexionar comunitariamente, rectificar políticas, ubicar fallas estructurales, crear nuevos instrumentos de evaluación. Entre otros: Diego Araujo Sánchez y su “enseñanza en rojo” para hablar y escribir, y Rhonny Rodríguez sobre factores de violencia que inciden en el rendimiento académico, del exdirector del INEVAL que calificó de consistentes (¿?). Puntos exactos para la acupuntura anunciada.

Las nuevas pruebas se aplicarán en 2021 en más de 70 países. Lo urgente, que no es ni locura ni utopía, es cambiar ante el fracaso. La formación y capacitación docente fue un fraude, según el ministro Milton Luna.

Se requiere un manejo conceptual de la capacitación presencial y en línea errado: desde 2016 hasta 2018, cursos sobre la propuesta curricular con texto español; planificación meso y micro de clases bajo costo personal; manejo de páginas virtuales y plataformas del Ministerio en pocas horas.

Nada específico en cuanto a las pruebas. Sin negar las responsabilidades de las universidades y del Ministerio, el Gobierno debe concretar el ingreso a la OCDE; muchos países ya lo han realizado.

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